Más que por “la mano de Dios”, el “gol del siglo” o el partido contra Inglaterra, la “peña maradoniana” organizada por La 22 de junio, lo que celebra es el recuerdo de una persona que repartió alegrías con el fútbol como puente hacia la humanización. En sintonía con esa trascendencia de la figura del 10, el llamado, la convocatoria a esta cuarta edición, trasladó una simbología de mayor amplitud: “Más que un gol”. Con esa frase como punto de partida, y a pesar del gélido domingo con que se despidió la semana, gente de todas las edades se acercaron hasta el centro cultural Tacheles, ubicado en microcentro, para recordar y festejar a Diego Maradona.
Al llegar, asomaba un colectivo estacionado en la vereda de enfrente, ploteado con imágenes de Maradona y algunas inscripciones como “Pelusa por el mundo”, “de Argentina a Nápoles”, que en la parte de adelante llevaba un cartel con el pedido de “justicia x DIOS”. Eso fue la antesala de lo que pasaría adentro de este lugar, en el que se había montado una especie de santuario con cuadros, remeras, libros, stickers, una muestra de fotos, feria, un rincón con sus frases célebres y en la que se proyectó El documental del 10, la película que produce Damián Originario y dirige Lucas Costatodo.
Todo un despliegue para volver una y tantas veces más, sobre la figura de un hombre que traspasó el deporte y en su puño apretado sintetizó la falta de empatía y el silencio ante la vulnerabilidad. “Fue el único jugador famosísimo que fue rebelde, que se animó a desafiar la estructura burocrática, tecnocrática y empresarial del fútbol; el único que se animó a llamar las cosas por su nombre, un hombre de un coraje ejemplar”, dijo alguna vez Eduardo Galeano, escritor que siempre tuvo lugar en sus páginas para Maradona, como tantos escritores que han juntado palabras y formulado pensamientos alrededor de su imagen. “Diego es un inspirador. Es un artista y los artistas inspiran”, aportó Víctor Hugo Morales hace algunos años.
La peña empezó a las 13, culminó pasadas las 20 y los momentos emotivos abundaron. Los más jóvenes, quienes se enteraron de la existencia de Maradona por sus padres o abuelos –por qué no– y la mayoría de los asistentes, no pudieron ocultar las lágrimas cuando llegó el momento de volver sobre los goles en el partido ante Inglaterra del Mundial ’86. El relato de Víctor Hugo que dejó a la posteridad la imagen poética de “barrilete cósmico” volvió a llenar los ojos de lágrimas y a conmover, a pesar del tiempo trascurrido. 39 años precisamente. “Es para llorar, perdónenme… Maradona, en una corrida memorable, en la jugada de todos los tiempos…”.
Entre todas las actividades de la tarde, una de las más destacadas se dio con el panel integrado por Fernando Signorini, Guillermo Blanco, Darío Villarruel y Víctor Hugo, que fueron parte de la presentación del libro Relatos con aura maradoniana y otras maravillas de este mundo, de Mario Giannotti y publicado por Ediciones Meta. Ahí surgió una charla en la que se abordó una figura de Diego que interpela desde lo deportivo, político, social y cultural, se agiganta en el pulso popular y es materia prima en las distintas ramas del arte, a partir de canciones, textos, cuadros y películas.
Surgieron varios puntos de reflexión, algunos como los de Signorini, certero en su postura sobre el fútbol, la organización y el engranaje exitista que imprime importancia en los que solamente ganan y son primeros. “Hay recuperar el fútbol como aspecto formativo y cultural”, aprovechó para sintetizar “El profe”, reconocido no solo por su labor como preparador de futbolistas de alta competencia, sino por estar al lado de Diego en momentos clave de su carrera y su vida.
“Está el genio futbolístico… pero se conoce su rebeldía, su capacidad de pelea contra el poder cada vez que lo detectó y cada vez que tuvo que jugarse por la gente, por el hincha de fútbol, por el obrero, por el jubilado. Todas las veces que fue convocado para jugarse, siempre se jugó. Esto está muy conocido… haberlo tratado más directamente, permitió conocerlo de una manera muy especial, conocer al hombre, conocer al personaje que fue Maradona. Es el más grande, pero además es el más bueno de los personajes públicos que pude conocer en mi vida”, agregó Víctor Hugo ante una estampida de aplausos.
“Fecha patria para Argentina. Es increíble que 40 años después todavía podamos hacer reuniones como la que están teniendo ustedes para festejar aquel día. Yo estuve ahí. Lo recuerdo con orgullo, un hombre que se hizo prodigio porque tenía propósito. Me alegra muchísimo que la figura de Diego vuelva a juntar a gente tan diversa, pero que ya forma parte de una familia. La familia maradoniana”, saludó a la distancia Jorge Valdano, compañero de Diego en el ’86, responsable de una prosa envidiable para hablar de fútbol y de Maradona, como alguna vez, de tantas lo hizo, por ejemplo, en su columna del diario El País: “Diego marcó un gol estratosférico y otro tramposo. Aquí está el mejor ejemplo de esa frase que aplicamos en ocasiones menos oportunas que esta: estaba por encima del bien y del mal”.