La postal era de lo más triste y desesperanzadora. Valentín Gómez, el ex campeón con Vélez Sarsfield y uno de los mejores jugadores del torneo argentino del año pasado, corriendo junto a su preparador físico en una plaza de la ciudad de Údine, Italia, a la espera de que su inversor, el empresario norteamericano Foster Gillett, deposite en las arcas del club de Liniers la suma de 8,5 millones de dólares que prometió por su pase y le permita ser parte del plantel del Udinese, que lo pretendía tener a principios de enero cuando se abrió el mercado de pases europeo.
A esta situación se le suma su otra apuesta internacional, Rodrigo Villagra, comprado a River Plate en 11 millones de dólares y por el cual aún no pagó ni un billete. Él se defiende con que tiene un problema de liquidez para mover semejante suma de dinero, aunque en los clubes hay inquietud porque no se concretan los pases.
La presente nota comienza por el final, pero tiene un inicio. Y fue cuando Javier Milei asumió la presidencia y comenzó una pelea con la AFA para permitir la llegada de las sociedades anónimas deportivas como sucede en las principales ligas de fútbol de Europa. Frente a la negativa del organismo dirigido por «Chiqui» Tapia y con la amenaza de desafiliar a todo aquel equipo que acepte ser manejado por una SAD, el actual presidente de Estudiantes de la Plata, Juan Sebastián Verón, se reunió con Foster Gillett para experimentar un modelo de gestión encubierto, donde el empresario se comprometía a inyectar dinero en gran cantidad a cambio del 80 por ciento por ciento de los ingresos durante los próximos 30 años y sin perder la institución el estatus de asociación civil. Y pese a que el acuerdo comenzó a funcionar, será la Asamblea Extraordinaria que se realizará en marzo la que confirme lo firmado, aunque las dudas entre los socios son cada vez mayores.
En el 2007, Foster Gillett junto a su padre George Gillett y el empresario Tom Hicks adquirieron el paquete mayoritario del club inglés Liverpool por 500 millones de libras esterlinas, al cual gerenciaron durante más de tres años. Según los medios locales, la gestión fue una pesadilla, dejando al club, uno de los más importantes de Inglaterra, al borde de la quiebra, con un equipo desmantelado, sin títulos obtenidos y a pocos puntos de la zona del descenso.
Exiliados de Inglaterra, donde son palabra prohibida para los aficionados reds, los Gillett regresaron a Estados Unidos para entrar en el mundo NASCAR, donde adquirieron el equipo Ray Evernham, que rápidamente pasó a llamarse Gillett Evernham Motorsports. La oferta se había realizado en 90 millones de dólares y nunca llegaron a pagar ni el 40 por ciento de ese monto.
Rechazado en el sector automovilístico, Foster tomó su camino en solitario y regresó al fútbol, primero ofertando una millonada por el equipo escocés Hearts FC, que fue desestimada. Lo mismo le sucedió cuando intentó quedarse con la gerencia del Olympique de Lyon a cambio de 600 millones de dólares, pero también lo rechazaron. Sin nadie que lo quiera en Europa, Foster buscó nuevos horizontes donde hacer sus negocios personales y encontró lugar en Estudiantes de La Plata, donde Juan Sebastián Verón lo recibió como a un salvador pese al recelo de los hinchas.
Verón y Gillett establecieron una financiación de más de 150 millones de dólares para convertir, como sueña su presidente, a Estudiantes en el tercer equipo más importante del fútbol argentino detrás de River Plate y Boca Juniors. El ingreso de divisas comenzó con todas la pompa cuando el empresario adquirió el pase del jugador sensación de Boca, Cristian Medina, en 17 millones de dólares y lo cedió al equipo platense. Además repatrió al delantero Lucas Alario, proveniente de Brasil. Con esas dos estrellas, Gillett demostró que su poder de fuego era de temer. El problema de la llegada de Gillett no es sólo este presente con aciertos, incertidumbres y promesas de pagos que ya se están postergando, sino también su pasado.
Consultado por NOTICIAS, un importante dirigente de Estudiantes que emitirá su voto en la próxima Asamblea, admitió: “Haremos todo lo posible para rechazar el acuerdo entre nuestro club y este mercenario. Ya sabemos lo que pasa cuando un empresario pone dinero en un club y no queremos que el nuestro termine en la quiebra o en el descenso”.