miércoles, 12 febrero, 2025
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Trump impondrá aranceles de 25% al acero y el aluminio: qué impacto tendrá en Argentina

En medio de la disputa comercial que desató con China, México y Canadá, Donald Trump anunció la imposición de aranceles de 25% a las importaciones de acero y aluminio. En caso de llevarse a cabo, la medida complicará la producción argentina de ambos metales ya que buena parte de la misma tiene como destino final los Estados Unidos.

No es la primera vez que Trump impulsa una iniciativa de estas características. En 2018, durante su primera gestión al frente de la presidencia estadounidense, el republicano aplicó tasas de 25% para el acero y 10% para el aluminio. Por aquel entonces, la administración de Mauricio Macri llegó a un acuerdo para que se exima del esquema a la Argentina.

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En tal sentido, la buena sintonía entre el magnate y Javier Milei podría abrir una ventana para alcanzar un entendimiento comercial que deje afuera a los productos argentinos. Todo dependerá del grado de intervención y la relevancia que el jefe de Estado argentino le otorgue a la industria metálica. De hecho, el libertario aspira a rubricar un tratado de libre comercio con su par norteamericano.

Cómo impactará en Argentina

Consultado por PERFIL, el analista internacional Marcelo Elizondo destacó que nuestro país exporta alrededor de US$ 500 millones de aluminio y US$ 100 millones de acero y hierro. «Con arancel más alto, se encarecerán y es posible que los norteamericanos compren menos o que el exportador argentino gane menos por la exportación. Veremos si la Argentina logra quedar excluida, dada la buena relación bilateral», manifestó.

Desde su punto de vista, la escalada arancelaria conlleva un impacto directo en la economía estadounidense y global. En cuanto a la primera, aumenta los costos de importaciones, encarece la producción y, por ende, eleva la inflación. A su vez, este último ítem impide la baja de las tasas de interés y provoca un dólar más caro. Este último fenómeno tiende a reducir los precios de las commodities e inyecta una dosis de tensión cambiaria en naciones emergentes como la nuestra.

«Si se iniciara una sucesión de aranceles y contraareceneles, afectaría mucho el funcionamiento del comercio internacional. El año pasado, llevó el récord de US$ 33 billones. Nunca comercio tanto como el año pasado, medido en dólares corrientes. Es el resultado de procesos productivos que se intercalan a través de los países en cadenas de valor. Eso podría verse afectado por el incremento de costos«, sumó Elizondo.

Al mismo tiempo, un informe de Portfolio Personal Inversiones (PPI) detalla que «a la ya latente preocupación sobre la posibilidad de un nuevo spike (pico) inflacionario, se suma este nuevo factor que podría generar ruido, teniendo en cuenta que tanto el aluminio como el acero son componentes vitales de varias industrias (transporte y construcción entre las destacadas)«.

«Trump dijo que los aranceles se aplicarían a las importaciones de ambos metales desde todos los países, incluidos México y Canadá, sus principales proveedores. ¿Por qué aranceles al acero y al aluminio? Estados Unidos depende de las importaciones de aluminio de países como Canadá, Emiratos Árabes Unidos y México para cubrir gran parte de su demanda», añade.

Para la licenciada en Comercio Internacional, Yanina Lojo, la implementación de aranceles de 25% a las importaciones de acero y aluminio tendrá un impacto «muy significativo» en la industria nacional de esos dos metales «ya que grandes empresas de siderurgia argentinas tienen como destino los Estados Unidos«.

«Aluar, la mayor productora de aluminio de Argentina, exporta alrededor del 40% de su producción a Estados Unidos. Por otro lado, esta el caso del grupo Techint, que con las empresas Acindar, Ternium y Tenaris, se verá afectado. Aunque en este último, ya cuenta con una planta instalada en Texas operativa lo que le permitiría minimizar el impacto», definió la titular de la Consultora Lojo.

Por su parte, el ex presidente del Banco Central de la República Argentina (BCRA), Martín Redrado, propuso que frente a la suba de las cargas tributarias al aluminio y el acero, la Argentina debiera hacer valer el hecho de que tiene un déficit comercial crónico con los Estados Unidos«. Según esa lógica, el país tendría que quedar exceptuado de la medida debido a que «en un mundo transaccional, se deben tener firmes posiciones negociadoras para no perder mercados de exportación».

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Incluso sin la aplicación de los aranceles, el sector del acero transitó un 2024 para el olvido. Según datos de la Cámara Argentina del Acero, la producción se desplomó 23,1% durante el año pasado explicado, en parte, por la caída de la construcción, uno de los principales demandantes de este insumo.

La entidad pronosticó para 2025 un nivel de demanda superior, aunque por debajo de los guarismos alcanzados en 2023. «En el actual contexto, persisten preocupaciones en los temas estructurales que afectan la competitividad para la agregación de valor en la cadena sidero-metalúrgica», remarcaron.

Y continuaron: «Entre ellas, se destacan el gran peso de los impuestos distorsivos como Ingresos Brutos y tasas municipales que continúan aumentando, además de débitos y créditos bancarios. A esto se suma el aumento de costos locales en dólares y la competencia desleal de productos de toda la cadena provenientes de economías que no son de mercado». Ahora se sumarían también los gravámenes de Trump a la ecuación.

Respecto al aluminio, un informe del Ministerio de Economía precisó que las exportaciones de la cadena se concentran en materias primas y productos de «menor valor relativo». «En 2023 el aluminio en bruto representó 85% del total exportado. En el periodo 2021-2023, las ventas externas se concentraron en Estados Unidos (62%) y Brasil (23%)», sostuvo el documento, exhibiendo la importancia del mercado norteamericano.

Trump genera incertidumbre con su política comercial

Desde Fundación Capital advirtieron por el uso de la política arancelaria de Donald Trump «como herramienta de negociación desde su asunción como presidente de Estados Unidos, cuestión que reinició la tensión comercial, especialmente con China».

«Si bien los nuevos aranceles a las importaciones estadounidenses desde México y Canadá fueron demorados por un mes, se aplicó un 10% adicional a compras desde el país asiático que, en respuesta, impuso aranceles sobre algunos bienes específicos (15% carbón y GNL, 10% petróleo crudo, maquinaria agrícola y algunos vehículos) y adoptó controles a las exportaciones de elementos esenciales para la fabricación de tecnología (incluyendo varios catalogados como ‘minerales críticos’ por el Servicio Geológico estadounidense)», explicaron los economistas de dicha consultora.

A su juicio, esa dinámica fortalece el dólar a nivel global y, sumado a las tasas altas, «no sólo podría presionar sobre la competitividad local de todos nuestros productos (el tipo de cambio real multilateral se ubica 0,4% por debajo del previo a la devaluación del diciembre de 2023), sino también implica un sesgo a la baja en los precios de los commodities«.

Por último, un reporte de Cohen Aliados Financieros alertó que el modo en que Trump conduce los aranceles «genera preocupación e incertidumbre, no solo por su alcance, sino también por su extensión geográfica» y subraya que «no está claro si el presidente la utiliza como una estrategia de negociación o si realmente cumplirá con sus promesas de campaña«.

«Aunque en su primer mandato ya había aumentado los aranceles, en esta ocasión las subas son significativamente mayores y abarcan un volumen de comercio cuatro veces superior al de 2018, estimado en US$ 1,4 billones. Estas medidas afectan tanto a bienes de consumo como de capital, lo que llevaría a que la tasa arancelaria promedio de EE. UU. pase del 3% al 11%», concluye.

MFN

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