Ariel “Guille” Cantero, uno de los principales jefes narcos de Argentina que acumula unos 113 años de prisión por diversas condenas, decidió autopercibirse mujer, no precisamente en busca de derechos relacionados con su identidad de género, sino con la intención de ampliar el número de visitas permitidas en la cárcel, lo que le permitiría continuar liderando la banda Los Monos, que dominó el tráfico de drogas en Rosario durante más de una década.
La situación familiar de Cantero es compleja, ya que muchos de sus familiares están detenidos o han sido asesinados. Por ello, necesitó incorporar a miembros de su círculo de confianza para que lo visiten en el penal de Marcos Paz. Debido a su perfil de alto riesgo, varios jueces federales rechazaron al menos diez hábeas corpus en los que solicitó que se le permita recibir visitas de hombres que consideraba sus novios.
La ministra de Seguridad, Patricia Bullrich, declaró que Cantero intentó presentar más de diez recursos en los que manifestaba su autopercibimiento como mujer. Bullrich destacó que los jueces no aceptaron estas solicitudes, y que Cantero también expresó su deseo de casarse con un hombre, lo que fue rechazado.
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La estrategia de Cantero se centró en la necesidad de aumentar la cantidad de visitas en la cárcel de Marcos Paz. Dado que se prohibió que amigos o personas ajenas a su familia lo visiten, apeló a un supuesto cambio de género. Sin embargo, las autoridades consideraron que esta era una maniobra engañosa.
El interés de Cantero radicaba en mantener el control sobre su banda desde el penal, ya que sus familiares no podían comunicarse libremente debido al seguimiento policial. Actualmente, los únicos autorizados para visitarlo son sus dos hijos menores de edad y dos hermanos, mientras que otros miembros de su familia han sido asesinados o están en prisión.
Los castigos a Cantero, considerado un preso de alto riesgo
Desde abril, Cantero y uno de sus sobrinos tienen prohibido el uso del teléfono público en el penal, tras una resolución del juez federal Jorge Rodríguez, que aceptó un pedido del titular de la Procuraduría contra el Narcotráfico (Procunar), Diego Iglesias.
La prohibición se implementó en un contexto de violencia en Rosario, donde se registraron cuatro homicidios relacionados con órdenes de jefes narcos en venganza por una requisa realizada por el gobernador Maximiliano Pullaro, que incluyó la incautación de teléfonos celulares a los presos. Las estadísticas del Ministerio Público de la Acusación (MPA) de Santa Fe indicaron que siete de cada diez homicidios en Rosario eran ordenados desde las cárceles.
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Aunque Cantero no estaba vinculado directamente a esos homicidios, el juez Rodríguez consideró las evidencias que sugerían que continuaba dirigiendo su banda desde la prisión. Para mantener su liderazgo, se informó que Cantero llegó a pagar hasta 100.000 dólares a dos jefes penitenciarios por una línea fija de teléfono, ya que la señal de telefonía celular en el penal es deficiente.
En 2020, un grupo de guardias facilitó a Cantero una extensión de cable para una línea fija, que iba desde el área de teléfonos públicos hasta su celda. Este tendido de cable requirió la complicidad de personal penitenciario, lo que limitó el acceso a ese teléfono para el resto de los internos.
Un funcionario penitenciario indicó que esta acción formó parte de un acuerdo más amplio, donde Cantero pagó a un grupo de guardiacárceles para tener una estancia más cómoda en el penal, con acceso a beneficios que no estaban disponibles para otros presos. El líder de Los Monos manifestó su descontento cuando fue sancionado tras un allanamiento en su celda, reclamando que había pagado 100.000 dólares a oficiales superiores para poder cumplir su condena sin inconvenientes.
JD / Gi