domingo, 14 septiembre, 2025
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Kraisman reconoce que hay contratosde la Legislatura para pagar el trabajo territorial

El jueves pasado, Perfil CÓRDOBA entrevistó en el Complejo Penitenciario de Bouwer a Guillermo Kraisman, exfuncionario municipal y referente del peronismo en la populosa Seccional 12 de la ciudad de Córdoba, que abarca Villa El Libertador.

Está imputado por defraudación al Estado en grado de tentativa, junto a Luciana Castro, con quien fue a la sucursal General Paz del Banco de Córdoba, el 16 de enero pasado, a retirar una tarjeta a nombre de Virginia Martínez, contratada en la Legislatura. Era el primer sueldo. Intentaron cobrar $950.000 cuando un hecho fortuito hizo naufragar el trámite: la cajera detectó que la mujer era diferente a la foto del DNI que presentaron, informó a las autoridades del banco y ambos quedaron detenidos.

Virginia Martínez también está imputada, pero por falso testimonio. Primero dijo que no tenía nada que ver y luego cambió diametralmente su declaración. La causa fue instruida y elevada a juicio por el fiscal Anticorrupción Franco Mondino. Por oposiciones de las defensas, el expediente se encuentra en el Juzgado de Control, a cargo de Gustavo Hidalgo.

A casi ocho meses de su aprehensión, Kraisman espera el cese de prisión. Es el único que permanece detenido. El pronóstico de pena va desde un año y cuatro meses a tres años de prisión. Él sostiene que a esta altura ya la cumplió con creces.

DETENIDO. Kraisman está imputado por defraudación al Estado en grado de tentativa, junto a Luciana Castro, con quien fue a la sucursal General Paz del Banco de Córdoba, el 16 de enero pasado, a retirar una tarjeta a nombre de Virginia Martínez.

La entrevista comenzó con su versión de lo sucedido el 16 de enero.

“No tratamos de cobrar nada. Fuimos a retirar una tarjeta al banco. No fuimos antes porque el monto de la designación no era el acordado y la titular, en este caso Virginia Martínez, no quería ir por dos cuestiones. Están las grabaciones telefónicas y el chat con mensajes que me envió ella y su madre. Además, no podía salir de su trabajo hasta las cuatro de la tarde. Por eso fuimos con Castro y ahí está mi equivocación. Fuimos a buscar la tarjeta, no a cobrar, hicimos el trámite administrativo como corresponde. ‘Está ahí en el cajero –le dicen a Castro– ¿quieren ir a cobrarlo? Castro miró y dijo: Sí, pero no todo, dejen un monto para que impacte el alta de la tarjeta después de las seis de la tarde’”.

–¿Virginia Martínez no trabajaba en la Legislatura?
–Ella fue dada de alta en diciembre, pero no concurrió a la Legislatura. Debe haber ido dos veces a llevar documentación.

–Dijo que hubo un acuerdo y el monto no fue el convenido. ¿A qué se refiere?
–Hicimos un acuerdo en septiembre o en octubre del año pasado por designaciones para desarrollar tareas territoriales. No fueron cumplidos.

–¿Eran tareas políticas en los barrios y la forma de pagarlo era a través de un contrato en la Legislatura?
–Sí. En este caso era un contrato, un alta para funciones territoriales y administrativas. Yo no doy funciones, yo acompaño y acerco un nombre. Eran dos contratos. Salió uno (Virginia Martínez) y el otro iba a salir en febrero.

–¿Con quién fue el acuerdo?
–Con Nadia Fernández y Miguel Siciliano.

–¿Hay muchos contratos en la Legislatura con esta modalidad?
–Hay mucho pase a comisión de determinadas áreas a la Legislatura, para desarrollar la tarea de investigación social, territorial, cultural y deportiva. No sé cuántos contratos serán porque no estoy en la Legislatura.

–¿La Legislatura es una bolsa, no de trabajo, sino de contratos para pagar punteros políticos?
–No creo que sea así. A raíz de esto, algún legislador travieso de mi territorio potenció las cosas para desvirtuarlas en los medios. No quiero dar nombres.

–¿Hay similitud entre su caso y el de ‘Chocolate’ Rigau en la provincia de Buenos Aires?
–No tiene nada que ver. Nosotros fuimos a buscar una tarjeta para una persona que estaba designada. No manejamos tarjetas. Me pregunto por qué demoró tanto el fiscal en investigarme si sabe perfectamente lo que pasó. Fue una desprolijidad que reconozco. No tendría que haber sido seducido para hacer estas cosas. Estoy pagando las consecuencias.

LEGISLATURA. Para Kraisman, su caso expuso un entramado de contratos políticos que funciona desde hace años en el cuerpo legislativo. Asegura que su error fue “dejarse seducir”.

–¿Todos los bloques tienen este tipo de acuerdos con gente que les acerca personas para el trabajo territorial, pero cobran en la Legislatura?
–Cada uno tiene su plantel, su partida presupuestaria para designaciones. Todo depende de la modalidad interna de cada bloque.

–¿Cree que la causa judicial debió profundizar otras cuestiones?
–Si yo hubiese sido un cuatro de copas, esto no pasaba. Ante la desprolijidad quisieron tapar el sol con la mano. Saltó que hubo un período de muchas designaciones, que las publicaron o no en el portal, lo desconozco. No soy funcionario. No sé cómo se maneja hoy administrativamente ni tengo la ascendencia para decidir. Yo no designo, no firmo, no transfiero. Hago un trabajo territorial como lo hice con la mamá de Virginia Martínez, imputada por falso testimonio. El día que sucede esto, la hablamos por teléfono para que viniese, porque en el banco me dijeron ‘que venga la titular y se soluciona el problema’. Están las grabaciones telefónicas. Mis hijos la van a buscar. El banco no me espera, me llevan a la (seccional) Octava y cuando ellos van a la Central de Policía, no la dejan declarar. Después, cambia su declaración. Hace 30 años que conozco a Patricia Martínez (Patricia Defunchio madre de Virginia Martínez), porque vive abajo de mi complejo.

–¿Virginia Martínez trabaja en política, la conocen otros dirigentes del peronismo?
–Seguro que sí.

–¿Esta modalidad arrancó en esta gestión legislativa o viene de anteriores?
–El problema no es que el legislador tenga contratos, sino para qué se usan. El dirigente político toma el termómetro de la realidad. Trasladamos los problemas a los que tienen responsabilidad funcional, un concejal, un legislador.

–¿El contrato de Virginia Martínez era una retribución para quién?
–El ingreso era para ella. Pero no se acordó con el monto. La madre hacía tareas territoriales con nosotros. Abrazamos proyectos e ideas para mejorar la calidad de vida en el barrio donde vivimos. La familia Martínez tiene un kiosquito en el parque. El hijo está nombrado en el Hospital Misericordia. Patricia Defunchio no puede decir que esté inhibida psicológica y mentalmente. Tarde le agarró esa enfermedad… pero bueno, ya está, son estrategias y la sacaron de la causa. Vuelvo a decir: cometí un gravísimo error. Me dejé seducir por el sistema. Muchas veces esa seducción hace llegar a hacer cosas buenas y cosas malas. Si salen bien, el sistema te aplaude. Cuando salen mal, como en este caso, te eliminan del WhatsApp, se esconden en las oficinas, no comunican como tienen que comunicar. El que más se perjudicó soy yo.

“La Justicia no me escuchó: me va a condenar”

Kraisman asegura que fue abandonado por el sistema político y que la Justicia nunca lo escuchó. Asegura que no vive de la política. “Tengo mi actividad comercial, un complejo de estacionamiento y locales. Cuando salga seguiré haciendo lo que siempre hice, trabajar con la gente”, sostuvo en el diálogo que mantuvo con Perfil Córdoba.

–¿Lo dejaron solo?
–No. Tengo a mis hijas. Se comunican conmigo muchos más de lo que se cree. No hablan (públicamente) por miedo. Los dirigentes territoriales me hacen llegar infinidad de mensajes y apoyo. Tengo un cúmulo de cartas por problemas, porque el Estado está ausente. Han querido venir a verme dirigentes y legisladores y no han podido. Yo no he tenido privilegios ni quiero tenerlos.

–Usted me dijo que incumplieron acuerdos políticos Nadia Fernández y Miguel Siciliano.
–No. A Nadia no le cumplieron. Ellos acordaron conmigo y desde arriba no les cumplieron a ella.

–¿Qué hará cuando salga de la cárcel? ¿Volverá a la política?
–Tengo mi actividad comercial, un complejo de estacionamiento y locales. No vivo de la política. Cuando salga seguiré haciendo lo que siempre hice, trabajar con la gente. Yo sé lo que es tener un chico en un asentamiento, con mocos, con epidemia, con pandemia. En los últimos años, en las obras que se hicieron en la zona sur algo tuve que ver para gestionarlas, acercar las ideas. En estos ocho meses muchas cosas se dejaron de hacer porque no estoy, nadie sabe qué hacer. Uno de estos dirigentes tuvo que validar en los centros vecinales. Perdieron todo. Hay ausencia y abandono. A mi hija menor, por llevar mi apellido, abrazando un proyecto y una militancia de vida, le dieron de baja la beca que tenía hacía cinco años. Iba, marcaba y cumplía tarea. Fue muy injusto. Eso me dolió.

–Estamos hablando de la Legislatura, pero podemos hablar de las agencias o ministerios de gobierno, ¿también se usan esas cajas para solventar el trabajo político en los barrios? ¿Está de acuerdo con este sistema?

–En la medida que esté blanqueado, sí. Pero, si comemos hostias y defecamos pecados…Hay que decir las cosas como son, no hay que ocultarlo. Me doy cuenta ahora.

–Le hago una pregunta delicada, es una duda que me planteo. Además de cajas de recursos públicos para pagar el trabajo político, ¿los acuerdos pueden incluir el negocio de la droga que genera mucho dinero?
–Nunca me drogué y siempre, cuando he tenido la posibilidad, con gente que ha estado en el consumo, me he apartado. Pero, negocio de la droga no, no, no.

–¿Qué espera de la Justicia?
–Que alguna vez me pregunte qué pasó. Nunca tuve la posibilidad de decirlo. Sólo una vez me abstuve de declarar, el día de la audiencia de la prisión preventiva. Nunca más me llamaron. Después de ocho meses, qué me van a escuchar, la Justicia me va a condenar. Ya está.

–¿Usted cree que algo cambia a partir de este caso?
–La cárcel me cambia el patrón de vida.

–¿Y en la política?
–Tiene que cambiar. Algunas cosas hay que corregir.

–¿Coincide conmigo en que estamos hablando de corrupción? No se pueden dibujar contratos. ¿Eso va a cambiar?
–Será un desafío cuando escriba mi libro de lo que pasó, con el título: “Estamos todos rodeados”.

–A los periodistas y a los ciudadanos nos costó muchísimo que la Legislatura diera a conocer la lista del personal contratado.
–¡Eso no es nada! No soy yo quien tenga que decir ciertas cosas, ni tampoco ser un chivo expiatorio. Después de lo que me pasó nunca más voy a dejarme seducir. Soy parte de un sistema. Me guardo todo lo que tengo que guardar. No hago revanchismo. Podemos estar de acuerdo o no en la forma como se investigó, cómo me trataron, imputaron, cómo trataron de tapar el sol con la mano. Todo esto sabiendo qué hubiera pasado si contaba cosas. Pero ya está, cometí un error que me costó muy caro. Por ejemplo, las grabaciones que tuvo el fiscal con quien dio la orden en el momento en que yo me estaba yendo del banco. Eso fue una preocupación. Algunos tuvieron miedo y no podrán mirarme a los ojos cuando salga.

–Para que quede claro, ¿qué reconoce que debe cambiar: cumplir con los acuerdos políticos?
–La palabra. Cuando no se cumple pasan estas cosas, se libaniza. No lo digo por resentimiento, me pasó siempre. Me han cumplido y no me han cumplido. Tienen que cambiar todas las operaciones mediáticas perversas. Se aprovechan de uno que está privado de la libertad

–¿Se acercó alguien de la política para negociar cuando se abrió la causa judicial?
–Pedí que nadie lo hiciera. Los que resuelven son pocos. No lo hicieron. Mucha gente quiso hablar conmigo. No quise a hablar con ellos.

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