Para algunos turistas que llegan a Villa Gesell a veranear es una foto imperdible, aunque a otros les parezca morboso. Para los vecinos es un recordatorio que indigna, pero con el que conviven. Para las familias de las víctima es mucho más: es un altar donde dejan mensajes de afecto a sus seres queridos fallecidos, la herida que nunca sana y el motivo que los reúne para exigir justicia.
En ese lugar, ubicado en la intersección de las avenidas 1 y Buenos Aires, se erguía el Hotel Dubrovnik, un edificio con influencias croatas que colapsó en la madrugada del 29 de octubre de 2024. Meses atrás había cambiado de dueño y se realizaban trabajos en las zonas delantera y trasera del edificio de cara a la temporada de verano. La primera no tuvo daños, pero la segunda colapsó. En total, nueve personas fallecieron producto del derrumbe.
A casi un año del hecho que conmovió al país, las quejas de familiares de las víctimas se intensificaron denunciando en diferentes medios y redes sociales la paralización del caso.
En noviembre, bajo la prohibición de no salir del país, fueron excarcelados el arquitecto Jorge Enrique Bonavita y el contratista Rubén Osvaldo Taquichiri, encargados de la obra trasera, donde en agosto de 2024 se detectaron trabajos sin autorización municipal que continuaron de todos modos.
Posteriormente, no quedaron otros detenidos en la causa que investiga las razones del desmoronamiento. Aunque actualmente, además de Bonavita y Taquichiri hay otras quince imputaciones por el delito de “estrago culposo agravado”, que prevé una pena de hasta cinco años.
Entre ellos están Sergio Daniel Paco Laura, capataz de la obra que siguió sin aprobación municipal; su padre, Celso Paco Pérez; y los obreros Miguel Andrés Choque Juchani, con domicilio en Ostende, y Diego Alberto González, oriundo de Tucumán. El arquitecto Bonavita fue relevado en septiembre por María Paula Lagana, que también está imputada.
A pocas horas del derrumbe, la Municipalidad de Villa Gesell informó en un comunicado que de las dos obras que se realizaban solo una contaba con autorizaciones, que era la de la zona delantera donde se trabajaba en la instalación de un ascensor.
“El 19 de septiembre de 2024 se presentó un informe técnico sobre el estado de un hueco para un ascensor en el sector no colapsado, próximo a la calle. Una semana después, el 27 de septiembre, se solicitó permiso de obra para construir el tabique del ascensor, una obra autorizada únicamente para dicho tabique, con intervención del profesional a cargo de la documentación. En paralelo, se inició un expediente para la prefactibilidad de la instalación del ascensor”, expresaba el Municipio.
Y agregaba que aquella era “la única obra en trámite con la Municipalidad, que corresponde al sector delantero del edificio (no colapsado) y que no existe ningún permiso autorizado ni solicitud en trámite alguna para realizar trabajos en la parte trasera (donde se produjo el colapso).”
Entre los imputados también figura la arquitecta Martha Ruth Pérez Schneider, señalada como quien dirigía la obra del ascensor.
A ella se agregan Antonio Juan Manuel Arcos Cortez, el dueño de Parada Liniers S.A y quien compró el inmueble a la anterior dueña, Rosa Stefanic; Parada Liniers S.A y su apoderada, Mariana Arcos; los directivos de Parada Liniers, Nahuel Eduardo Castilla y Daniel Eduardo López; Oscar Roberto Velázquez; Sergio Aníbal Álvarez; Pablo Ezequiel Russo; y Adsur S.A, fabricante de máquinas de tracción para ascensores.
Silvana Perhauc -madre de Nahuel Stefanic, uno de los fallecidos por el derrumbe, sobrino de Rosa y empleado de Parada Liniers- es querellante en la causa que tramita en la Fiscalía N° 6 de Villa Gesell, actualmente a cargo del fiscal Juan Pablo Calderón, luego de que Verónica Zamboni dejó el cargo para pasar a la Cámara Federal de Apelaciones de Mar del Plata.
La mamá de Nahuel cuenta con la abogada Graciela Bravo, quien, además, es apoderada de los propietarios de las 17 unidades funcionales del edificio Alfio y del Consorcio de Copropietarios del mismo inmueble, el cual también se vio fuertemente dañado por el colapso del Dubrovnik.
Bravo explicó a Clarín los avances en la investigación y señaló que hay una prueba reciente que es contundente: un informe pericial realizado por el Instituto Nacional de Tecnología Industrial (INTI) que concluye que la estructura original no se habría derrumbado por fallas propias.
De ahí, aclara Bravo, “surge con claridad que el hormigón original del edificio no presentaba fallas estructurales ni alteraciones en su composición”, por lo cual, en consecuencia, “el debilitamiento detectado en la estructura no respondería a defectos de origen, sino a intervenciones posteriores que habrían comprometido la solidez del inmueble.”
Bravo señala que, en base a videos, declaraciones y el informe técnico, el derrumbe del edificio Dubrovnik se pudo haber debido a las obras que se estaban realizando para la colocación del ascensor, en la parte delantera del inmueble, zona que no colapsó.
Esa intervención, que estaba dirigida por la arquitecta Pérez Schneider, “afectó la base estructural del edificio y quebró su estabilidad, lo que explica que la construcción se haya inclinado hasta colapsar.”
Teniendo en cuenta las conclusiones técnicas, Bravo solicitó que se cite a declaración indagatoria a Arcos Cortés, sus socios López y Castilla; así como a las arquitectas Pérez Schneider y Lagana.
Según la abogada, será necesario deslindar distintos niveles de responsabilidad: por un lado, la empresa propietaria del inmueble, Parada Liniers S.A.; y por otro, la que recae sobre los profesionales que intervinieron en las obras de reparación y mantenimiento en la torre posterior del complejo hotelero.
“En el Alfio, si bien fallecieron dos personas, hay otras que están muy mal psicológicamente. Perdieron sus viviendas. El fiscal Calderón pidió una prórroga de seis meses con la finalidad de seguir investigando”, destaca Bravo.
Los nueve fallecidos producto del derrumbe son María Rosa Stefanic (52); su sobrino Nahuel Stefanic (25); Dana Desimone (28); el plomero y gasista Mariano Troiano (47); el carpintero Fabián Javier Gutiérrez (54); los ayudantes de plomero Matías Alberto Chaspman (28) y Ezequiel Juan Matu (38); Federico César Ciocchini (84), vecino del chalet Alfio y su esposa, María Josefa Bonazza (79), quien resistió internada un tiempo.
AA