SOCIEDAD
Matías Jurado habría captado a sus víctimas con promesas de trabajo antes de asesinarlas brutalmente
La Justicia de Jujuy imputó a Matías Jurado, de 37 años, por el delito de homicidio agravado por ensañamiento, en el marco de una investigación por la desaparición de cinco personas en situación de vulnerabilidad. El caso generó conmoción nacional por su violencia y crueldad.
El lunes, el equipo de fiscales encabezado por Guillermo Bellerformalizó la acusación ante el juez de control Gastón Mercau, quien dictó prisión preventiva por 120 días. La medida busca garantizar el avance de la investigación y evitar riesgos de fuga o entorpecimiento del proceso.
En el domicilio del imputado, ubicado en el barrio Alto Comedero, las autoridades encontraron restos óseos, piel humana y prendas de vestir. Las pericias forenses serán clave para determinar si corresponden a las víctimas denunciadas.
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Un testimonio clave y la sospecha de más crímenes
Uno de los elementos más impactantes del expediente fue el testimonio del sobrino de Jurado, un adolescente de 16 años. En Cámara Gesell, declaró que su tío solía “descuartizar a personas que llevaba a su casa” y que luego arrojaba los restos en descampados o los enterraba.
El joven afirmó que todos los viernes se reunían personas en la vivienda, bebían alcohol, y luego Jurado le pedía que se retirara porque “iban a pasar cosas malas”. Ese relato encendió las alarmas de la fiscalía, que no descarta la existencia de más víctimas.
Vecinos de la zona también señalaron que Jurado era una persona violenta y conflictiva. Ya había purgado una condena por robos a mano armada, y su historial generó inquietud en la comunidad. Actualmente, permanece alojado en el penal de Gorriti, en San Salvador de Jujuy.
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Las víctimas, el engaño y el modus operandi
Jorge Omar Anachuri, de 68 años, fue la primera víctima por la que Jurado fue formalmente imputado, aunque su cuerpo aún no fue hallado. Desapareció el 25 de julio. Junto a él, también se busca a Juan Carlos González (60), Juan José Ponce (51), Miguel Ángel Quispe (60) y Sergio Alejandro Sosa (25).
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Todas las víctimas estaban en situación de calle y atravesaban problemas de adicciones. Según la hipótesis fiscal, Jurado las captaba con promesas de trabajo como maleteros en la terminal de ómnibus. Luego los invitaba a su casa, donde los asesinaba.
Una cámara de seguridad registró a dos de ellos subiendo voluntariamente a un taxi junto al imputado. Además, un celular perteneciente a otra víctima fue geolocalizado en la vivienda del acusado.
La fiscalía ordenó excavar la propiedad y realizar pruebas de ADN para identificar los restos hallados. Las próximas semanas serán claves para confirmar la magnitud del caso, que ya es considerado uno de los más escalofriantes de los últimos años en la provincia.
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