jueves, 17 julio, 2025
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Camilo Tiscornia: «Forzar el tipo de cambio, sea para la alta o para la baja, trae complicaciones»

En diálogo con Modo Fontevecchia, por Net TV, Radio Perfil (AM 1190) y Radio JAI (FM 96.3), el economista Camilo Tiscornia afirmó que la intervención oficial para modificar el tipo de cambio “puede traer complicaciones”. En este sentido, sostuvo que el Gobierno debe sostener la flotación cambiaria sin trasladar la suba a los precios, y destacó la importancia de la política fiscal y monetaria para evitar un impacto inflacionario: “Para tener éxito, es clave el orden en esas áreas”.

Camilo Tiscornia es economista, máster en Economía por la Universidad Di Tella y dirige la consultora C&T Asesores Económicos, especializada en análisis macroeconómico. Dicta clases de macroeconomía en niveles de grado y posgrado en la Facultad de Ciencias Económicas de la Universidad Católica Argentina. Recientemente dijo que «es saludable que el dólar flote de esta manera».

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Comparto que es saludable que el dólar flote de manera ascendente, en la medida en que realmente no aumente la inflación. Es decir, que aumente la paridad cambiaria de verdad. Porque si aumenta 10% y la inflación aumenta 10%, volvemos a la situación anterior. Un célebre economista en off dijo que para un país como la Argentina necesita una tasa de cambio donde el dólar esté a un precio alto y, al mismo tiempo, la deuda total del país no supere el 50% del producto bruto. Otros países con mayor nivel de desarrollo, como Japón, pueden darse el lujo de tener una moneda sobrevaluada y tener 150% de deuda sobre el producto bruto. Pero para países medianos lo lógico es tener una moneda donde el dólar esté a un precio alto y el endeudamiento sea bajo. ¿Por qué es saludable el aumento del dólar?

Lo que es saludable es que el tipo de cambio nominal, que es lo que vemos todos los días en la pizarra, favorezca el tipo de cambio real, que es el que está ajustado por la inflación. Esté en el nivel más razonable, compatible con las condiciones de cada momento. Es un poco impreciso lo que estoy diciendo, pero creo que va por ahí. No todas las situaciones son las mismas y no todas las situaciones requieren el mismo tipo de cambio. Lógicamente, no es lo mismo una situación en la cual, por ejemplo, hay un ingreso de capitales brutal que una situación en la que no lo hay. Entonces, el tipo de cambio que tiene que haber en cada momento no debería ser necesariamente el mismo.

La realidad es que forzar el tipo de cambio, ya sea para la baja como para la alta, tiene complicaciones. En algún lugar del camino se terminan viendo los efectos. Entonces, uno tiene la sensación, viendo series históricas, que cuando el tipo de cambio se ajusta por inflación, está en un nivel relativamente bajo, y eso trae algunos problemas. La clave es que suba ordenadamente y no se termine pasando toda la inflación. En parte me parece saludable, pero el desafío es que no se pase a la inflación. Es importante mantener la política fiscal y monetaria. Para tener éxito, es clave el orden en esas áreas. Si eso no está, no va a haber forma de que el tipo de cambio pueda realmente funcionar como una válvula de ajuste a la situación del escenario económico.

¿Y cómo ve que eso está sucediendo? ¿Cómo ve al Gobierno actuando en esa situación?

Por el momento, me parece que es un avance haber salido de un esquema como había hasta abril, en donde el Banco Central pautaba el comportamiento del tipo de cambio. Recuerde que el Banco Central hasta ese momento anunciaba y mantenía una pauta de que el tipo de cambio oficial se movía al 1% mensual. Eso no existe en los hechos hoy en día y existe una banda bastante amplia para que el tipo de cambio justamente pueda flotar, dentro de la cual el Gobierno ha ido por distintos medios influyendo. Pero definitivamente no es lo mismo que tener anunciada una pauta como la que había en el pasado. Me parece que es un avance en ese sentido, en darle más flexibilidad al tipo de cambio para corregir estas situaciones.

El economista aseguró que el desafío del Gobierno es evitar que el aumento del dólar genere una suba de precios.

La otra pata ahora del desafío es en qué medida esos movimientos, como los que hubo ahora, se terminan pasando a precios o no. Hasta el momento, lo que venimos relevando de los precios del mes de julio —porque el movimiento más fuerte del tipo de cambio se dio entre fin de junio y estas últimas semanas— es que no ha habido un traspaso a precios sensible. Con lo cual, diría que es un proceso virtuoso en el sentido de que sube un poco el tipo de cambio ajustado por inflación, que yo creo que era un poco necesario, y esto en algún momento puede ayudar a descomprimir un poco la situación del sector externo, que mostró un déficit muy importante en el primer trimestre. Entonces, me parece que es saludable que el tipo de cambio sea un poco más alto. Pero creo que es un error caer en el extremo de decir que, para evitar el problema externo, el Gobierno debería favorecer un tipo de cambio muy alto. Hay gente que dice que el tipo de cambio de equilibrio son 1700 pesos, pero es probable que eso provoque bastante inflación. No es tan sencillo el tema.

¿La clave es que para que el pass-through sea el mínimo vaya pasando desapercibido, es decir, vaya despacito?

No. Lo que pasa es que, en la Argentina, cuando es muy violento el tipo de cambio, generalmente se toma como una sensación de crisis, y automáticamente ahí aparece el reflejo de todos los argentinos, que este es el gran problema que tenemos. La inflación tiene mucho del comportamiento de los argentinos. El salto del tipo de cambio es una señal de crisis en la Argentina y todo el mundo intenta ajustar su precio a esa evolución del tipo de cambio porque cree que viene una crisis. Es un disparate. Eso no genera ningún tipo de corrección en lo que se necesita, que es el tipo de cambio real. Que el movimiento se vaya dando de cierta forma paulatina, pero con el orden fiscal y monetario, es lo que favorece que esto se pueda ir dando. Estamos empezando a ver esta situación. Hay que ver cómo evoluciona en los próximos meses el tipo de cambio, porque estamos en un momento bastante turbulento a nivel político también, y el mercado reacciona a esos movimientos. Hasta el momento, con la poca evidencia que hay, que es lo que va de julio, la dinámica ha sido positiva.

Uno podría decir que hasta ahora el aumento del dólar del último tiempo no había pasado a la inflación. Pero lo que podíamos decir es que de abril acá el dólar aumentó entre un 12 y 15%, mientras que la inflación se mantuvo el 1,5, el 1,6%. ¿Qué pasó de abril acá? ¿Por qué ese 12%? Se puede pensar en que se abrió la posibilidad de que las personas físicas compren dólares. Entonces, se agregó 200 millones de dólares por mes de demanda. Todo hace suponer que, hacia fin de año, después de las elecciones, habría la posibilidad de que las personas jurídicas comprasen dólares y se genere otra demanda. Allí, probablemente entonces, el dólar podría volver a aumentar otro 12% y, si es así de manera escalonada, a lo mejor llegaríamos al dólar de $1.700 sin que se modifique la inflación. ¿Ese sería el camino virtuoso?

Es muy difícil de anticipar el resultado y dónde debería terminar el tipo de cambio porque esto está muy condicionado a la parte política. No es lo mismo el tipo de cambio que permite resolver el tema de las divisas cuando hay ingresos de capitales y hay confianza que cuando hay salida de capitales. Mucho de lo que pueda pasar en materia de flujo de capitales va a depender del resultado de las elecciones, como es habitual en la Argentina. Estas elecciones, por más que sean elecciones de medio término, generan incertidumbre.

Tiscornia explicó que el movimiento del tipo de cambio dependerá de cómo el mercado interprete los resultados de las elecciones.

En este momento estamos en el momento en el cual, coyunturalmente, hay menos ingreso de dólares de la exportación porque ya pasó el momento de la cosecha gruesa. Además, hace poco hubo un informe de un banco extranjero, que dijo que prefería pasar las elecciones en dólares. Eso genera en este momento una tensión que obviamente puede requerir un tipo de cambio tal vez más alto, que creo que en parte es por lo que estamos viendo la suba del tipo de cambio de las últimas semanas. Ahora, si después de las elecciones hubiera un resultado que el mercado financiero interpreta como positivo, por ejemplo, porque el Gobierno se consolida y puede tener un poco más de control en el Congreso, probablemente podríamos tener ingreso de capitales y, en todo caso, podría haber una tendencia a la baja en el tipo de cambio. Entonces, no vería tan lineal el asunto, pero sí es muy dependiente de cómo el mercado financiero y el mundo económico interpreta el resultado de las elecciones.

Le pido que le traduzca a los legos en economía qué quiere decir ingreso de capitales. ¿Sería más posibilidad de endeudamiento? ¿Sería inversiones?

Es el interés que tengan desde inversores financieros hasta inversores de actividades de la economía real en hundir capital en la Argentina, en transformar de golpe moneda extranjera en moneda local para hacer negocios en la Argentina. Esencialmente es eso. Si esas tenencias de dólares, ya sea de argentinos o de no argentinos que vienen al país, se tienen que transformar en pesos, van a hacer una oferta de dólares en el mercado que en las condiciones del tipo de cambio que tenemos hoy en día, flotante, harían tirar el tipo de cambio para abajo.

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¿Serían inversiones externas, empresas argentinas que se endeudan o el Estado argentino que se endeuda en dólares?

Sí, o algo más trivial todavía: argentinos mismos que tengan plata en el colchón guardada o depositadas en fondos en el exterior y que consideren que, por ejemplo, en función del resultado de las elecciones, el horizonte económico en la Argentina es favorable y conviene invertir en la Argentina. Creo que estas son cosas que no se atan en la discusión. Por un lado, se habla de que se necesita un tipo de cambio competitivo y generar los dólares porque existe una restricción externa, etcétera, etcétera. Por otro lado, se dice que los argentinos tenemos algo así como 200.000 millones de dólares invertidos en el exterior. Si se generan las condiciones de confianza para que los argentinos invirtiéramos en nuestro país en vez de invertir en el exterior, está clarísimo que no haría falta ese tipo de cambio super alto que algunos propugnan.

El resultado en materia del tipo de cambio tiene mucho que ver con la perspectiva de país que se genere, y eso tiene mucho que ver con la política. Por eso, para mí, lo más determinante en esta coyuntura es la parte política. Y discusiones como las que hubo en el Congreso la semana pasada son tremendamente negativas para la imagen del país, pensando en ese futuro. Porque la Argentina tiene un prontuario en materia de manejo macroeconómico. Lo que se está discutiendo acá es si la sociedad argentina puede ir por otro camino y no volver a lo anterior. Eso es lo que se va discutiendo. Por más que estén en elecciones de mitad de término, esconden un mensaje en esa dirección para la gente que está en el mundo económico y financiero, que están permanentemente tratando de anticipar lo que va a pasar en el futuro.

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