En junio de 2001, el ex presidente Carlos Saúl Menem era detenido por el juez federal Jorge Urso. El magistrado lo había llamado a una declaración indagatoria por los envíos ilegales de armas del Ejército a Croacia y a Ecuador y el ex mandatario se negó a responderle preguntas. Quedó preso por más de cinco meses.
Menem se subió a un helicóptero y se dirigió a la quinta de Armando Gostanián, amigo y ex presidente de la Casa de la Moneda, en Don Torcuato, donde pasaría ese tiempo de reclusión. “Maní pulite bananero”, titulaba NOTICIAS dos días después del hecho. “Prisión en la quinta de un amigo con flamante esposa incluida. Juez menemista que sobreactúa para salvarse. Comedia de enredos de Zulemita, Bolocco y De la Rúa”, decía la bajada de aquella edición especial. Y completaba: “Justicia que no investiga en serio el enriquecimiento. Podría quedar libre en 30 días”.
Finalmente no fueron 30, pero tampoco muchos más. En menos de 180, el ex presidente estaba libre. En la edición especial del Mani Pulite Bananero, NOTICIAS denunciaba la politización extrema de los tribunales de Comodoro Py 2002. Algo de lo que se habló mucho las siguientes décadas.
Un par de meses después, en medio de su detención, esta revista publicaría la tapa “Menem privado”, la vida en la cárcel vip, el tour de los $ 100 mil de Bolocco y el acta de paz con Zulemita”. En esa edición, el ex presidente decía: “No hay unidad nacional conmigo preso», avisaba el ex presidente.
Menem recibía a dirigentes en la quinta. Les daba 15 minutos a cada uno para que se expidan. De todas maneras estaba debilitado hacia adentro del peronismo. “Apenas salga, porque voy a salir, voy a hacer uno y mil actos, por todo el país, hablando con mi pueblo. Y que no se ilusionen: voy a seguir haciendo política, lo que siempre hice, lo que sé hacer”, les decía a sus interlocutores.
Menem, tal como Cristina Kirchner, fueron los únicos dos presidentes en la historia argentina detenidos en medio de procesos judiciales realizados en democracia.