domingo, 1 junio, 2025
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Una mirada a nuestros cansancios

El primer impulso a escribir este libro surge de mi propia historia personal, donde sufrí falta de energía crónica asociada a un cuadro depresivo durante 10 años. Si bien necesité tomar antidepresivos, mi verdadera solución estuvo en cambiar mis hábitos de alimentación, ejercicios y suplementos. Desde entonces, trabajo para difundir todo lo que hice para salir de ese estado y brindar toda la información que yo no tuve y tanta falta me hizo. Con el tiempo entendí que la falta de energía crónica era una pandemia, y luego, con el tiempo, pude entender que la falta de energía estaba presente en la mayoría de las personas de mi público en las conferencias que brindé por todo el país. Desde hace tiempo difundo en redes y conferencias, la existencia del intestino permeable como entidad clínica, que aún no está reconocida por la medicina, pero yo estoy seguro de que existe. De hecho, lo padece el 30% de la población.

En mis conferencias intento alertar a la gente sobre cuáles son sus síntomas y cuál es su tratamiento. En una parte de la charla, pregunto a los participantes que levanten la mano aquellos que tienen determinados síntomas típicos de este síndrome, como por ejemplo: dolores de cabeza, síntomas digestivos, dolores articulares, hormigueos o adormecimientos en los miembros, retención de líquido en manos y pies, o erupciones en la piel. Pero claramente donde más porcentaje de la audiencia levanta la mano es cuando pregunto quién tiene falta de energía crónica. Dicho de otro modo, creemos que la falta de energía crónica es el síntoma más prevalente del mal funcionamiento intestinal, o lo que hoy la medicina integrativa llama intestino permeable.

Junto con la editorial El Ateneo, entonces decidimos hacer un manual práctico y una guía de tratamiento para todas las personas que tengan poca energía, y así nació este libro. Pero como dato de color también vale la pena contar que, durante una gira mientras estaba escribiendo el libro, empecé con el pie izquierdo: dormí pocas horas al tomar mi primer avión de madrugada, al día siguiente al llegar a Buenos Aires tuve que visitar a todos mis familiares, hacer una nota, contestar mensajes de mis pacientes, y cuando llegué a mi primera conferencia estaba en un estado de estrés crónico que me provocó insomnio. Esto perduró durante los tres días de mi gira. Fue muy loco porque nunca me había pasado antes, y sentía que estaba acelerado, irritable y con pocas ganas de dar las charlas. Aproveché a bajar un cambio cuando volví y me sumergí en las enseñanzas de mi propia terapéutica.

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En el libro divido las aguas de los pacientes con falta de energía en tres grandes grupos: enfermedades crónicas, problemas cerebrales y problemas intestinales.

La primera mitad está destinada a concientizar a las personas que su falta de energía crónica puede estar explicada por un intestino inflamado. Lo que sucede cuando se inflama el intestino es que habitualmente la microbiota se empobrece, y suceden fenómenos de hiperpermeabilidad en la mucosa intestinal, generando como consecuencia el paso de toxinas de la materia fecal a la sangre, algo similar a lo que pasa cuando nos enfermamos y las toxinas de los virus nos tiran a la cama. Para todas estas personas que se sienten identificadas con el intestino permeable, en el libro proporcionamos una dieta de reseteo intestinal donde el lector pueda encontrar el alivio definitivo a su fatiga. Explico en detalle qué alimentos ingerir los primeros siete días y luego cómo reintroducir uno a uno cada alimento para descubrir cuál reproduce los síntomas. Este alimento o estos alimentos son entonces declarados culpables o intolerantes y son separados de la dieta por un tiempo, para luego ser reevaluados con el fin de encontrar cuál es la dosis que puede ser aceptada.

La segunda mitad del libro está destinada a los problemas de la salud del cerebro, que están asociados íntimamente a la falta de energía: el estrés crónico de la vida diaria, el síndrome del quemado o burnout, y los trastornos de ansiedad o depresión. Todos comparten un mismo mecanismo: el cerebro está inundado de químicos del estrés y segrega menos químicos de la felicidad. Para estos problemas originados en el cerebro, donde la falta de energía es un denominador común, recomendamos distintas técnicas para parar la pelota y calmar la mente. Hablamos en detalle de los beneficios de la respiración diafragmática, la respiración tipo suspiro fisiológico, la psicoterapia, la meditación, la exposición al agua fría y al hielo, el ejercicio y la suplementación. Este último punto es muy interesante porque en la práctica vemos beneficios concretos a la hora de mejorar la salud mental con suplementos naturales como magnesio, omega 3, vinagre de manzana y hongos adaptógenos. Por supuesto, también es importante la consulta a un médico psiquiatra cuando esto sea necesario. Algunos pacientes necesitan medicación para normalizar la serotonina del cerebro como último recurso, como cuando dos tratamientos naturales no funcionan.

En este libro, básicamente resumo mis investigaciones de los últimos 15 años, atravesadas por historias personales traumáticas que enriquecen mucho la lectura, para que el lector se lleve información concreta, datos vívidos y una guía práctica de hábitos saludables.

* Autor de “Agotados”, editado por Editorial El Ateneo.

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