Al menos quince personas han muerto y decenas han resultado heridas este lunes por la explosión de un coche bomba a las afueras de la ciudad de Manbij, situada en la provincia de Alepo, en el norte de Siria y escenario de un recrudecimiento de los enfrentamientos entre las milicias respaldadas por Turquía y grupos armados kurdo-árabes.
La Defensa Civil Siria, conocida popularmente como Cascos Blancos, ha indicado en un comunicado que se trata de una «masacre terrible» que «se ha cobrado la vida de 14 mujeres y un hombre», al tiempo que alerta de que la cifra de víctimas mortales podría seguir aumentando.
Así, ha detallado que más de una decena de personas han resultado heridas y ha indicado que la mayoría de las víctimas son «trabajadores agrarios» que se encontraban cerca del vehículo en el momento de la explosión, que ha tenido lugar en «áreas bajo el control del Ejército Nacional Sirio», que cuenta con el apoyo de Turquía.
«Los equipos de emergencias se han trasladado a la zona para atender a los heridos y se han topado con escenas de caos y pánico. Se trata de la sexta explosión de este tipo que tiene lugar recientemente en zonas bajo control de milicias proturcas», recoge el texto.
Manbij cayó en manos del Ejército Nacional Sirio poco después de la extinción del régimen de Bashar al Assad tras la ofensiva relámpago llevada a cabo a principios de diciembre por grupos rebeldes y yihadistas.
Las nuevas autoridades sirias acusan de esta clase de ataques a las milicias kurdas-árabes de las Fuerzas Democráticas Sirias (FDS), que a su vez desmienten estas acusaciones y responsabilizan a los Cascos Blancos de orquestar una ola de intoxicación informativa contra el grupo.