lunes, 17 febrero, 2025
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Pierde impulso el plan de Milei?: la inquietud que surgió en un cónclave de economistas

Pese al superávit en las cuentas públicas y la baja de la inflación, la falta de señales sobre cómo sigue la película comenzó a generar preocupación entre los economistas. Esa fue la percepción que afloró días atrás durante un cónclave donde se habló de la aparición de eventos inesperados, presiones sobre el dólar y el posible «agotamiento» de algunas variables que siembran dudas sobre el plan de ajuste de Javier Milei.

«Han empezado a parecer algunos shocks, en particular el aumento del rendimiento de los bonos del Tesoro y la caída de la soja que ahora motivó al gobierno a bajar las retenciones con un costo fiscal. Y la devaluación en Brasil empieza a poner presión sobre el tipo de cambio real. El gran desafío es flotar sin crisis y, en este caso, tiene como desafío adicional la salida del control de capitales», dijo el viernes pasado Luciano Laspina.

El diputado y economista muy cercano a Mauricio Macri analizó el «Plan de Caputo» en un seminario de la Universidad de Miami y la de Columbia coordinado por Sebastián Galiani. Participaron Juan Pablo Nicolini, Guillermo Calvo, Guillermo Mondino, Miguel Kiguel, Miguel Angel Broda, Marina Dal Poggetto, Juan Carlos de Pablo, Ricardo López Murphy, Ernesto Talvi, David Sekiguchi, Nicolás Cachanosky, Sara Calvo y Eduardo Cavallo.

En ese marco, Laspina dijo que el plan es uno «típico» con tipo de cambio fijo, pero con características propias. «El equilibrio cambiario hoy está montado sobre un fenómeno transitorio que es la expansión de los argendólares o de los créditos dolarizados, lo cual también pone una luz amarilla ya que la apreciación del tipo de cambio real complica la salida (del cepo), sobre todo cuando empiezan a ocurrir algunos shocks negativos».

La charla fue abierta por Nicolini con un paper sobre «¿La tragedia argentina?» escrito junto a Tobías Martínez González. Allí, el investigador de la Reserva Federal de Minneapolis plantea que el país era más rico que el resto de la región, pero que a partir de la década del 70 comenzó la decadencia por la «adicción» al déficit fiscal, lo que según sus datos generó las crisis sistemáticas entre 1960 y 2023, con algunas excepciones.

«La crisis de 1995 tuvo un origen bancario, inicialmente con un tipo de cambio fijo con 100% de reservas, es un riesgo aunque uno tenga superávit», dijo el ex rector de la Universidad Di Tella. Y luego elogió al gobierno por haber logrado el primer superávit financiero en 16 años: «Si esto es una adicción, hemos estado sobrios durante últimos 12 meses, y me genera optimismo en la medida que podamos tener sobriedad por muchos años más».

Luego, Galiani planteó que el gobierno va ganando por goleada, pero recién van «los primeros 15 minutos». En ese marco, advirtió que para crecer se necesita salir del cepo, pero que es «riesgoso» generar un punto de salida el día después de las elecciones. «Todavía no salimos del ciclo un año de crecimiento y un año de no crecimiento, este año vamos a caer 2,6% y el año que viene vamos a rebotar a 5%», dijo.

A su turno, Kiguel afirmó que no ve una política monetaria contractiva que haya cumplido un rol en la fuerte baja de la inflación. Y planteó que para evitar que el mercado se anticipe a la salida del cepo tras los comicios «o se anticipa o se posterga». «Yo no vería un problema muy grave en seguir manteniendo un esquema ambiguo y eventualmente salir del cepo», respondió Nicolini.

Dal Poggetto observó que los dólares que está comprando el Banco Central se usan para pagar la deuda, por lo que «estás anclando sin reservas». Y advirtió que hay una contradicción entre lo que plantea el Fondo y avanzar en un tipo de cambio cada vez más fijo para bajar la inflación. «Mantenerse sobrio va a requerir un ajuste fiscal bastante mayor si querés recapitalizar el Banco Central con superávit o sostener la deuda», concluyó.

Sobre ese punto, el exministro López Murphy advirtió que el sistema previsional «está quebrado», recordó que había propuesto aumentar la edad jubilatoria a 67 y dijo que esto evitaría futuros juicios de jubilados como a principio de los 90, por no pagar las deudas. «Parte de equilibrio fiscal es porque no se paga, con la ciudad de Buenos Aires se acumuló un déficit de US$ 6.000 millones que no se les paga, pero no es sostenible», sostuvo.

En un intento por sintetizar posiciones, Mondino planteó una «sensación de transitoriedad» del programa, con muchas dudas sobre la sostenibilidad. «Las estabilizaciones temporarias nos traían alivios fiscales transitorios y cuando se superaba la fecha de quiebre del plan volvimos a la realidad, y estamos viendo algo de eso con el gobierno haciendo reducciones impositivas quizás muy necesarias para palear problemas del lado cambiario», explicó.

Y advirtió que «otros elementos temporarios son este agotamiento potencial con una suba de tasas que empiece a pegar sobre la deuda y dificulte más sostener el pseudo superávit financiero, la acumulación transitoria de reservas vinculada al blanqueo se agota, termina el 31 de diciembre la obligatoriedad de mantener los depósitos, y la transitoriedad con potenciales quiebres de régimen o cambio de régimen».

Por último, Calvo apuntó que «especialmente en Argentina, planes que parecían funcionar de repente dejan de hacerlo«, pero destacó el cambio de postura de Milei con el impuesto a las Ganancias. «Con buen sentido, repuso Ganancias, es una decisión muy importante, no se va a poder funcionar sin de vez en cuando el apoyo de inconsistencia temporal, la pregunta es cuál es la manera de que el ser inconsistente no arruine el pastel», afirmó.

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