miércoles, 8 enero, 2025
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Denuncian negocios municipales turbios enLaFalda

El intendente radical de La Falda, Javier Dieminger, favorece con negocios directos a funcionarios municipales en el rubro nocturno de la ciudad, fomentando la competencia desleal con respecto a los empresarios locales del mismo sector comercial. Además, también le concede permisos especiales a su hijo y a sus socios amigos para un emprendimiento particular.

A contramano del cambio de paradigma político que viene instalando el presidente Milei, el intendente de la ciudad cordobesa de La Falda, el radical Javier Dieminger (quien fue precandidato a diputado por la lista de Rodríguez Larreta en Córdoba, en el año 2023, por Juntos por el Cambio), se reúsa a abandonar las viejas prácticas de la política, hoy anacrónicas en esta nueva Argentina.

En este sentido, Dieminger parece administrar la ciudad con una discrecionalidad total propia de una monarquía absoluta, evidenciando una intención de querer concentrar un poder ilimitado y sin restricciones que le permita manejar la ciudad (y sus negocios personales y familiares) a voluntad.

Esto puede constatarse en una de sus «concesiones reales» más recientes: la provisión de una serie de permisos municipales directos para la utilización del Anfiteatro Municipal Carlos Gardel con motivo de la realización de una fiesta de fin de año, gestionada y organizada por Sebastián Dieminger, hijo del intendente, junto a un grupo de amigos y socios de éste, cuando la municipalidad le había denegado el mismo permiso a empresarios locales la semana anterior para realizar una fiesta similar para el festejo de Navidad.

Dicha fiesta de fin de año, que tuvo el nombre de «Absenta«, contó con la anuencia del intendente Javier Dieminger, padre del organizador, y del Secretario de Gobierno de La Falda, Gonzalo Murúa, quien es concuñado del intendente y tío del organizador de la fiesta, en una clara muestra que prueba el negociado familiar erigido por Javier Dieminger desde el Ejecutivo de la ciudad.

A su vez, el festejo contó con la participación necesaria de Lara Mazzucco, quien ocupa el cargo de Directora de Fiestas, Festivales y Eventos de la ciudad y se encarga, en otras cuestiones, de otorgar y gestionar los permisos para la utilización del Anfiteatro Municipal, en cuanto a su alquiler para eventos privados que se realizan en el mismo.

Así, como retribución por habilitar sin cuestionamientos la utilización del edificio público, Mazzucco obtuvo la exclusividad de la venta de entradas anticipadas para la fiesta de año nuevo en el mencionado anfiteatro: dicha venta de entradas la realizó por intermedio de un comercio que es propiedad de su familia, un local de zapatillas y zapatos llamado «Avilés Zapatería«, ubicado en la avenida principal de la ciudad, evidenciando aún más la predilección (y gratificación) del intendente respecto de los negocios redirigido al círculo íntimo municipal.

| La Derecha Diario

Vale aclarar que la funcionaria, admiradora de la cantante kirchnerista «Lali» Espósito, siempre se dedicó a las relaciones públicas de este tipo de eventos, pero desde que asumió el cargo en el municipio no lo había realizado más, menos aún con eventos que se hacen en una dependencia que ella misma gestiona.

Esto evidencia, asimismo, que el intendente recompensa económicamente, mediante estos favores utilizados como herramientas políticas, a quienes le demuestran su lealtad y no dudan en desatender conscientemente sus funciones como empleados públicos para favorecer, incrementar, promover y posibilitar los negocios de la familia-casta Dieminger, impulsando el aumento de su poder y su control sobre diferentes actividades comerciales desde una posición de clara ventaja en relación con sus competidores.

Ante esta situación de irregularidades y evidente direccionamiento de negocios a funcionarios municipales, la oposición podría estar evaluando solicitar un pedido de informe para garantizar la transparencia y la rendición de cuentas, así como asegurar la correcta administración de los recursos municipales, buscando evitar un escenario de posible tráfico de influencias.

Continuando con la seguidilla de repartición de habilitaciones con laxos requerimientos para quien las recibe, Sebastián Dieminger, hijo del intendente, consiguió los permisos para inaugurar el establecimiento y apertura de un pub bautizado como «Jetlag«, en sociedad con algunos empresarios amigos. Dichos permisos también fueron concedidos por Gonzalo Murúa, Secretario de Gobierno de La Falda, quien resulta ser su tío, como se mencionó anteriormente. 

| La Derecha Diario

Hasta este punto, nada de lo que extrañarse: hasta diciembre del 2023 el argentino promedio ya estaba lamentablemente acostumbrado y había naturalizado este tipo de prácticas en donde un político hacía negocios personales y familiares desde una posición de poder sin encontrar una respuesta de rechazo generalizado por parte de la ciudadanía, la mayoría de los medios de comunicación o de la clase política.

Sin embargo, la cuestión que indigna a los vecinos de La Falda, en este caso, radica no sólo en el carácter de cuestionada legalidad de la habilitación concedida a Sebastián Dieminger y sus socios, sino también en el hecho de que este nuevo local nocturno se encuentra ubicado en las proximidades de dos clínicas privadas y establecimientos de salud de la ciudad (a saber, el Centro de Emergencias Médicas –comúnmente conocido como CEM-, que está ubicado sobre la misma cuadra del pub, y la  Clínica Privada La Falda, ubicada a 150m del local), lo cual está prohibido por la Ordenanza 3264 de Espectáculos Públicos de la ciudad, que regula a los comercios nocturnos.

Dicha ordenanza municipal determina en su art. 45 que todos los espectáculos públicos deberán mantener una distancia mínima de 200m de cualquier sanatorio, hospital o centros asistenciales.

En este sentido, se consideraría a la actividad realizada por un establecimiento de este tipo como un espectáculo público, ya que el art. 1 de la Ordenanza 3264 lo define como «toda reunión, función artística, representación o acto social, deportivo o de cualquier género, que tiene como objetivo el entretenimiento y que se efectúe en lugares donde el público tiene acceso, en locales habilitados a tal fin, sean éstos abiertos o cerrados, públicos o privados y se cobre o no entrada«, determinando a dicho local (en este caso, el pub «Jetlag») como un comercio que, evidentemente, brinda actividades que tienen atribuciones propias de un espectáculo público.

En relación a esto, los empresarios locales, que se ven perjudicados por una evidente competencia desleal en comparación con las actividades comerciales realizadas por el hijo del intendente, argumentan que el nuevo pub goza de una facilidad y laxitud en cuanto a los controles municipales pertinentes requeridos, los cuales no se condicen con los comúnmente solicitados a los otros bares o boliches de la ciudad.

En este sentido, el pub que cuenta con el beneplácito y favoritismo municipal no cumpliría con las directrices establecidas por la Ordenanza 3264 que se encargan de regular su actividad, sorteando la mayoría de los limites determinados por el propio municipio: además de los anteriormente mencionados, el pub «Jetlag» no respeta el horario máximo de cierre permitido (llegando a cesar sus actividades comerciales hasta una hora y media después del límite, las 4am), sobrepasa su capacidad (poniendo en riesgo la salud e integridad de los concurrentes), entre otras cuestiones, que han generado el malestar de los vecinos de la zona.

Éstos, por su parte, se están organizando para reclamarle al municipio que se establezca el orden con respecto a ese pub y lo exhorte a cumplir con lo establecido por la ordenanza municipal que regula a los locales nocturnos.

Como dato no menor es necesario volver a hacer mención al hecho de que, para la fecha del 24 de diciembre, estos mismos comerciantes del rubro de boliches y fiestas (afectados por la competencia desleal del pub «Jetlag», posibilitada y permitida por la municipalidad) habían solicitado el permiso al municipio para realizar allí la fiesta de Navidad, pero les fue denegado.

Tal vez por no ser funcionales a los intereses de quien maneja el municipio y no tener la intención de hacerlo parte de ese negocio, o tal vez por no querer entregarle un porcentaje de las ganancias obtenidas durante esa noche como una especie de tributo a la «dadivosidad del monarca«.

Lo cierto es que, al momento de redactar esta nota, no están claras las razones exactas por las cuales el municipio les denegó el permiso a los empresarios no-prebendearios locales para poder realizar una fiesta similar a la que se realizaría una semana después en ese mismo lugar, pero organizada por el hijo del intendente y sus socios amigos.

Por ahora, lo único seguro es que Javier Dieminger sigue moviéndose al ritmo del viejo y anticuado modo de hacer política, que ya no se baila más.

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