jueves, 26 diciembre, 2024
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Apuntan a un dólar único de $ 1.100 y crece el pedido de «nivelar la cancha»

El proceso de apreciación cambiaria que vive la Argentina se aceleró desde julio y el resultado del blanqueo de capitales consolidó una nueva etapa en materia de tipo de cambio en la Argentina.

Los dólares libres (contado con liquidación, Mep y blue) registran desde esa fecha una caída de entre 25% Y 30% cambiando todas las mediciones en términos de dólares.

De pronto y aceleradamente, regresaron los tiempos de dólar barato con turistas apurando la compra de pasajes al exterior y la inflación en dólares se trasformó en punto de interés de las conversaciones cotidianas sobre la situación económica.

Para los más grandes, la tentación de hablar de los tiempos de «plata dulce» de la «tablita» cambiaria de la Dictadura (fijaba precios decrecientes del dólar mes a mes) o del 1 a 1 peso/dólar de la Convertibilidad en general concluye con la máxima de que el actual sendero hacia cierto atraso cambiario también concluirá en algún momento en escasez de dólares.

Según el gobierno, ese escenario no tiene en cuenta la expectativa del aumento de las exportaciones de energía y minería que reforzarán la entrada de divisas y las reservas del Banco Central.

Pero, dentro y fuera del gobierno, se acepta que la Argentina se encamina a ser un país relativamente caro en dólares ante el supuesto de que la estabilidad cambiaria estaría asegurada. El viceministro de Economía, José Luis Daza ya había opinado que el esquema de «peso fuerte» se mantendrá por años.

La realidad cambiaria de estos días gira en torno a una particularidad llamativa: con cepo, restricciones a los movimientos de capitales e intervención oficial en el mercado, la brecha entre los libres (en $ 1.100) y el dólar oficial gira en un mínimo de 5,6%.

En una nota sobre la «enfermedad holandesa» (un fuerte ingreso de dólares dispara especialmente los precios de los servicios como, por ejemplo, alquileres. ¿Añelo en Vaca Muerta?) de Gustavo Bazzan, la economista Elizabet Bacigalupo de la consultora Abeceb graficó el problema.

Dijo Bacigalupo: «el problema es que la apreciación cambiaria se produce rápido, pero la ganancia de competitividad suele tardar más porque las reformas estructurales no tienen efecto inmediato».

Un caso que puede servir de ejemplo es sobre el campo y el atraso cambiario.

En su visita a la Sociedad Rural el presidente Javier Milei prometió bajar las retenciones sin fecha ni monto frente a un auditorio al que los números «no le cierran» al calor de un dólar mayorista de $1.021 al que le aplican la retención y cuando la tonelada de soja cotiza en torno a US$ 360 tonelada (en los tiempos de «tasas chinas» de crecimiento de Nestor Kirchner llegó a estar en US$ 600).

Otro eco de la nueva realidad sobre la necesidad de mejorar las condiciones de competitividad de la Argentina corrió por cuenta del CEO de Techint, el principal grupo industrial del país.

Paolo Rocca elogió el ajuste de Miel, pero sostuvo que «tiene que nivelar la cancha» para que la industria tenga chances de competir.

El reclamo de tono futbolístico de «nivelar la cancha» gana espacio con la aceleración del esquema de dólar barato en el que la posibilidad de una «avalancha» de productos importados aparece en los pronósticos para 2025

La recuperación de la actividad económica, mientras tanto, mantiene el carácter heterogéneo con situaciones muy dispares.

Llegando al fin de año, una foto de esa realidad la presenta el último informe de Empiria (Hernán Lacunza/Nicolás Gadano): «Mientras que la superación de la sequía le permitió al campo mostrar niveles productivos superiores (+30%). el PBI ‘urbano’ caerá 4,5% (principalmente industria, construcción y comercio)».

Respecto de la construcción (sector clave por la actividad como por el empleo) el informe sostiene que «tanto por la obra pública (ajuste fiscal) pero también por la obra privada (fuerte aumento del costo) se encuentra todavía 25% por debajo de fines de 2023, mientras que la industria ya recuperó la caída de 2024. El campo y la minería (incluyendo petróleo y gas), por su parte, siguen creciendo».

También en el campo financiero hay reclamos para «nivelar la cancha» por parte de los bancos respecto de la competencia de las billeteras virtuales.

La aparición de la demanda de crédito desató la disputa por «los pesos» y sobre los mecanismos y condiciones de cada uno de los actores.

La aceleración de la apreciación cambiaria, al calor del buen resultado del blanqueo (US$ 21.000 millones) abrió también una nueva etapa en materia de oferta y demanda de crédito. Todo rápido y furioso.

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