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Murió Willy Quiroga: cómo era La Biblia de Vox Dei o cuando el rock argentino hizo contacto con Dios

Este jueves 21 de noviembre, a los 84 años, murió Willy Quiroga, bajista y fundador de Vox Dei, la banda de rock argentina que hizo historia con un disco que aún hoy se sigue escuchando, La Biblia.

Aquí, la historia de un álbum único.

Los primeros hitos del rock argentino fueron discos que hicieron historia y se convirtieron en verdaderos clásicos de un movimiento musical (y cultural) lleno de originalidad, inspiración, fuerza y talento desbordante. Aún hoy se siguen escuchando y cantando, redescubiertos periódicamente por una y otra generación, por ejemplo las exitosas grabaciones de Los Gatos, los debuts de Almendra y Manal, la protesta urbana de Moris y la fusión que propuso Arco Iris.

Pero hay una obra que salió hace 53 años que sobresalió por su osadía y una calidad artística que hizo callar a cualquiera con ganas de ser un detractor, que seguramente fueron muchos. Se trata de La Biblia, de Vox Dei; nada menos que una propuesta conceptual basada en las Sagradas Escrituras, con canciones sobre el Génesis, Moisés, las profecías, David y Goliat, Cristo y hasta el Apocalipsis.

Editado como un vinilo doble y grabado en una máquina de cuatro canales con cintas de media pulgada, la pregunta del millón es cómo se les ocurrió embarcarse en semejante locura, en un país con una dictadura militar y una Iglesia que gozaba de enorme poder e influencia.

Vox Dei, la banda con su primera formación: Rubén Basoalto, Willy Quiroga, Ricardo Soulé y Juan Carlos «Yodi» Godoy, que le dio forma a «La Biblia».

Vox Dei era un grupo popular, un cuarteto formado por Ricardo Soulé, Willy Quiroga, Juan Carlos Godoy y Rubén Basoalto, que se había destacado con simples como Azucar amarga y Presente, además de su primer álbum, todo editado bajo el sello independiente Mandioca, el mismo que tenía en sus filas a Manal y Moris.

Sin embargo nada hacía posible adivinar que se internarían en el terreno inaugurado por The Who en mayo de 1969 con su ópera-rock Tommy, o que casi coincidieran con el disco que en octubre de 1970 traía las canciones del futuro musical Jesus Christ Superstar.

En los primeros reportajes de aquella época, al intentar reconstruir la historia detrás de semejante proyecto, Willy recordó un viaje en colectivo donde Ricardo le anticipó que tenía una idea pero que le parecía demasiado loca, y no soltaba prenda. Willy insistió hasta enterarse que se trataba de cantar La Biblia, lo cual le pareció una genialidad, y ese mismo día vieron juntos algunos bocetos de letras.

Sacando cuentas, eso debe haber sido fines de 1969, porque muchas veces contaron que todo el trabajo previo a la grabación les demandó casi un año y medio. De hecho, en el primer B.A. Rock (noviembre del ’70) tocaron en forma instrumental un pasaje del tema Genesis, el primero que compusieron.

Ricardo Soulé tuvo la idea, y sus compañeros se sumaron a una iniciativa que llevó más de 150 horas de grabación, algo inédio para la época.

“En la interpretación que hice de los textos -dijo Ricardo Soulé a la revista Pelo antes de la salida del disco- a Jesucristo lo hago hablar como el hijo del hombre. Me da bronca que a Jesús lo hayan encarado como algo sobrenatural. Simplemente era magnífico como hombre”.

Según Godoy, así como el primer álbum fue compuesto en gran parte en la casa de Soulé, La Biblia fue hecha en diferentes casas, incluso la de los padres de Basoalto, en Lanús, donde hubo un período de largos ensayos con un grabador Geloso que permitía grabar hasta seis horas de cinta. Y contó que, insólitamente, David y Goliat (nombre de entrecasa de Las guerras) surgió en el departamento del cineasta Leopoldo Torres Nilsson, donde estaban junto a sus productores Jorge Alvarez y Pedro Pujó, tras una larga jornada de grabación. “Se compuso hasta el último día,” aseguró.

Una grabación con 50 músicos

La grabación se hizo en los estudios TNT, aunque el trabajo de cuerdas y orquesta de 50 músicos se grabó en Phonal, con arreglos de Roberto Lar, quien fue contratado especialmente para realzar algún tema y eligió el primer tramo de Cristo, compuesto por Godoy para su madre. En total, usaron más de 150 horas de grabación, una cifra descomunal para la época. Como anécdota, Basoalto utilizó una increíble batería Ludwig que le prestó Oscar Moro, y en Las guerras Willy usó un codiciado equipo Marshall que le prestó Emilio Del Guercio.

Por su parte, el productor Jorge Alvarez confesó sus intenciones al momento de apoyar esta obra: “En Mandioca teníamos varias ideas para trabajar en un nivel serio, que nos permitiera hacer un disco que fuera exportable. Estuve trabajando con el padre Mugica y Roberto Lar en la confección de una obra llamada Misa del tercer mundo, pero era demasiado folclórica y pasó a manos del Grupo Vocal Argentino. Después pensamos en hacer una ópera-rock basada en la novela Cien años de soledad, de Gabriel García Márquez, pero contestó que no daba su autorización. Entonces llegó esta idea de Vox Dei”.

En esos días, el productor estaba a punto de entrar en quiebra con su famosa editorial de libros Jorge Álvarez Ediciones y no podía pagar las grabaciones, así que se perdió de editarla porque la compañía Disc Jockey se hizo cargo de las deudas y se quedó con el disco. De hecho, La Biblia no estaba completamente terminada e igual la mandaron a imprimir, aunque el último tema (Apocalipsis) todavía no tenía la letra y quedó como una zapada. Décadas después, fueron mostrando en vivo su forma completa.

La fecha universalmente aceptada como lanzamiento de La Biblia es el 15 de marzo de 1971, aunque Ricardo Soulé contó alguna vez que él cree que fue en abril porque quisieron lanzarlo en Semana Santa. Lo concreto es que la presentación se llevó a cabo durante los lunes de julio en el teatro Presidente Alvear, a las 20:30, un “horario central” bastante inusual para el rock local.

Para cuando «La Biblia» salió a la calle, Vox Dei ya era un trío, sin Godoy, que había abandonado el grupo tras una crisis entre sus integrantes.

A esa altura ya no estaba Juan Carlos Godoy, que abandonó Vox Dei tras una silenciosa crisis interna, y entró Nacho Smilari (ex-La Barra de Chocolate) como reemplazo. Los ensayos fueron en una quinta, y contaron con una nueva serie de instrumentos, vestuario y equipos comprados en Nueva York por Pedro Pujó y Mónica Sokolovsky, la misma de la famosa marca de ropa Sathya.

Los conciertos tuvieron el auspicio de la Secretaría de Cultura, y la primera edición del disco incluyó un folleto con textos de un cura castrense, porque Alvarez pensó que la obra podía traer polémicas y buscó el visto bueno de la Iglesia.

Por eso, la banda se juntó en el Arzobispado con Monseñor Giacelli, quien dio el visto bueno y le dijo a Soulé: “A mí me hubiera costado tres horas explicar qué es Dios y vos, apenas con un silogismo, lo conseguiste”. Se refería al célebre comienzo del álbum: “Cuando todo era Nada, era nada el principio. Él era el Principio y de la Nada hizo luz”.

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