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Con Echeverri en modo Diablo y casi sin despeinarse, River demolió a Belgrano y cerró una semana perfecta

Es tan grande la diferencia que tiene River contra la gran mayoría de los equipos del fútbol argentino que en el Monumental le alcanza solo con saltar a la cancha para ganar. Jugando más o menos, al elenco dirigido por Martín Demichelis le sobra para imponerse ante casi todos en el medio doméstico. Belgrano de Córdoba fue un pobre rival y el 3-0 se entiende no por el andar arrollador del conjunto de Núñez, sino por la jerarquía. El local se aprovechó de dos errores en salida y coronó con un lindo gol de Pablo César Solari para quedarse con los tres puntos.

Se volvió aburrido el partido, especialmente en el primer tiempo, porque a River no le sobraron ideas y porque Belgrano llegó a Núñez con la intención máxima de rescatar un empate. La falta de recursos de uno y la flaca ambición del otro fue un combo pesado para la fresca noche del Monumental. Nunca se encendió el duelo, entonces, ni desde adentro ni desde afuera, más allá de la clara sensación de que más temprano que tarde iba a caer el gol del local. Porque ese fue el juego: adivinar en qué momento llegaría el primero de los festejos.

A River le cuesta un poco cuando los rivales se le meten muy atrás porque es más un equipo de gambeta que de construcción. La electricidad le queda mejor que la paciencia a este River. Al menos en esta etapa del año. Los dirigidos por Martín Demichelis se sienten más cómodos corriendo que elaborando por la características de sus intérpretes. Claudio Echeverri y Esequiel Barco (y Pablo Solari, en menor medida) son mejores gambeteando que tocando y yendo a buscar, más allá de que lo segundo lo pueden hacer sin problemas. Pero a los dos les gusta encarar, romper en velocidad. Por eso River paseó la pelota de lado a lado y le costó hallar los caminos al gol.

Demichelis terminará el semestre con el apoyo de los hinchas y eso no es poco decir. Aquellos silbidos antes del juego contra Central Córdoba provocaron un efecto contrario en la mayoría de los hinchas, que lo volvieron a ovacionar cuando la voz del estadio anunció al DT. También los resultados lo acompañan, muy a pesar de la dolorosa caída contra Boca en Córdoba por la Copa de la Liga.

El entrenador de River consolidó el 4-3-1-2 y le dio el respaldo total a Echeverri. Al Diablito lo fue llevando de a poco hasta que lo afianzó: comenzó de titular en los últimos 9 partidos. Ventajas desde lo físico sigue dando el chaqueño de 18 años, pero está más dueño de la escena, más protagonista. Además, claro, de tener un cambio de ritmo como pocos lo pueden tener. Algo más: siempre está cerca del gol. Y son los goles los que valen millones de dólares. La que le quedó la mandó a guardar luego de un gran control adentro del área.

Fue grosero el error que cometió Mariano Troilo en el tanto de River. Se relajó Belgrano en ese tramo del duelo porque el local no pesaba y la ansiedad empezaba a caer. El Pirata bajó la guardia un segundo y lo pagó caro. Y habrá quedado contento Demichelis porque esa alegría llegó tras un recuperación alta. No es River un equipo que presione bien en campo rival y el gol vino de un robo de Pablo Solari en la medialuna del área.

En el inicio del complemento, Belgrano se adelantó y con los espacios creció River. Sí, corriendo y no jugando. Solari tuvo una y se la atajó Losada, y Echeverri falló un mano a mano insólito. Esas dos acciones le alcanzaron al Pirata para volver a replegarse pensando tal vez en no ser goleado.

Le faltó voracidad a River para liquidar antes el pleito y eso puede encender una alerta porque el partido se le pudo complicar con una pelota parada. Debió haber acelerado más el local, no quedarse cómodo con la ventaja.

Le hicieron bien los cambios al local porque Kranevitter y Nacho Fernández, que alternaron buenas y malas, ingresaron para dar pases hacia adelante. River volvió a jugar más cerca de Losada, pero siguió sin claridad. El 2-0 arribó por otra recuperación alta, esta vez de Facundo Colidio, otro de los que saltó del banco. El atacante robó en la medialuna y festejó de derecha.

Ya sobre el final, Pablo Solari se sacó la mufa y definió de gran modo tras una linda jugada colectiva creada por Nacho Fernández.

Ganó River, casi sin despeinarse. Porque le sobra para hacerlo.

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