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La política oficial de tope a los sueldos

El resultado de un freno en las homologaciones de las paritarias es puesta en duda por analistas, que advierten sobre su efectividad para contener la inflación. El flamante Secretario de Trabajo y hombre de Techint, Julio Cordero, apuesta a esa estrategia desde que asumió el cargo a mediados de marzo. Actualmente conviven sectores con grandes pérdidas salariales y otros con recuperaciones, “una cuestión muy discutida en la literatura sobre planes de estabilización”. Congelamiento y heterogeneidad como norma en el Gobierno de Javier Milei. A su vez, un estudio de la Oxfam reveló que los salarios a nivel global apenas crecen por arriba de la inflación desde la pandemia.

Pese a la desaceleración inflacionaria de marzo, en Argentina varios sindicatos perdieron contra la suba de precios porque el Gobierno retrasó la aprobación de las paritarias. Esta “nueva” estrategia es cuestionada por los economistas: “Es una gran incógnita la efectividad de una política basada en el freno a las homologaciones. Durante 2016-2017 se llevó adelante y terminó con la generalización de las cláusulas gatillo”, sostiene Federico Pastrana, de la consultora Centro Periferia, y agrega que actualmente las paritarias se están negociando prácticamente de manera mensual. El congelamiento de paritarias es una práctica similar a la base del ajuste fiscal que es la acumulación de deuda flotante por parte del Gobierno, es decir, suspender pagos pero acumular deudas. De allí la insostenibilidad que apuntan varios analistas.

De acuerdo con esta consultora, la política salarial del Gobierno puede leerse en tres etapas. La primera entre diciembre y febrero, cuando primó una mirada libertaria basada en paritarias libres, es decir, negociaciones libres entre privados que implicaron recuperaciones salariales asimétricas. La segunda etapa comienza en marzo, cuando aumenta la tensión y despiden al Secretario de Trabajo, entonces se da un proceso incipiente e informal de retraso de homologaciones, se firmaron muy pocas y un ejemplo es el caso de Camioneros. Por último, en abril el Gobierno anunció una limitación abierta sobre las negociaciones, que tendrán a la inflación como techo.

Topear las paritarias como decidió el ministro de Economía, Luis Caputo, en tandem con el hombre de Techint, Julio Cordero, Secretario de Trabajo asumido el 15 de marzo, implica en la práctica frenar las recuperaciones salariales. El Gobierno elige ese camino porque “pisar salarios le permite reforzar el resto de las ‘anclas’: la recesión, el ajuste fiscal, y el tipo de cambio”. 

Pero Pastrana agrega un dato importante para el éxito relativo de este tipo de políticas: “Una cuestión muy discutida en la literatura sobre planes de estabilización es la sincronización en la homologación de paritarias –sostiene-, sin embargo, actualmente conviven sectores con grandes pérdidas salariales y otros con recuperaciones en términos reales”.

Las heterogeneidades inter-sectoriales relevadas por la consultora entre noviembre y marzo de este año son las siguientes: el salario real en el rubro de la Construcción cayó 20 por ciento, en el caso de Camioneros y Encargados de edificios rondó el 12 por ciento, mientras Sanidad y Entidades deportivas acumularon una caída del 10 por ciento. En promedio las variaciones reales fueron negativas en un 7 por ciento. Luego le sigue la caída en el rubro del Comercio del 4 por ciento en el poder adquisitivo. Y aumentos en Metalúrgicos apenas del 2 por ciento, Alimentación 3 por ciento, Bancarios 7 por ciento y Aceiteros subió 13 por ciento real.

Desigualdad en el mundo

Un estudio reciente de la Oxfam mostró que entre 2020 y 2023, los pagos mundiales de dividendos a accionistas ricos se dispararon 45 por ciento en términos reales mientras que los salarios de las y los trabajadores aumentaron solo un 3 por ciento. Los dividendos mundiales aumentaron 14 veces más rápido que los salarios desde 2020.

Además, se se exceptúa a China de esta comparación –un modelo de país permanentemente denostado por el Gobierno de Javier Milei-, los salarios reales mundiales en los países relevados cayeron un 3 por ciento en el período, pues a dicha nación corresponde la mayor parte del crecimiento salarial.

El nuevo estudio de la Oxfam con motivo del Día Internacional de los Trabajadores analiza la evolución de los salarios en 31 países que en conjunto representan el 81 por ciento del PIB mundial y la compara con el comportamiento de los dividendos empresariales según el Janus Henderson Global Dividend Index, que abarca las 1200 empresas más grandes del mundo, las cuales pagan el 90 por ciento de los dividendos globales.

Concluye, al igual que la Organización Internacional del Trabajo (OIT), que «la desigualdad de ingresos ha aumentado». Mientras el 1 por ciento más rico de la población –que posee el 43 por ciento de todos los activos financieros mundiales- embolsó una media de 9.000 dólares en dividendos durante 2023, para una persona trabajadora promedio esa cifra equivalió a ocho meses de intenso trabajo. “Los más ricos no amasan sus megafortunas ‘trabajando’, sino que las extraen de las personas que lo hacen por ellos”, afirmó el director ejecutivo interino de Oxfam Internacional, Amitabh Behar.

Mientras que los dividendos van camino a superar este año el máximo histórico de 1,66 billones de dólares alcanzado el año pasado, sostiene la Oxfam, en el caso de los países de África, Asia y América Latina el análisis reveló lo siguiente:

· Sólo 2 de unos 37 países analizados ofrecen un salario mínimo por encima del salario digno, fijado por la Global Living Wage Coalition (GLWC) para cubrir necesidades básicas como vivienda, alimentación, atención sanitaria, ropa y transporte. En promedio, los salarios mínimos sólo representan el 38  por ciento del salario necesario para vivir.

  • Casi una de cada cinco personas trabajadoras en el mundo gana un salario por debajo de la línea de pobreza de 3,65 dólares al día en paridad del poder adquisitivo.
  • El 66 por ciento de las personas trabajadoras de los países de renta baja perciben salarios de pobreza, es decir, que no superan el umbral de pobreza de 3,65 dólares diarios. Esto supone un aumento del 1 por ciento desde 2020, año en el que comenzó a revertirse un continuo y largo declive.

Estos resultados refuerzan las advertencias de la OIT sobre el aumento del número de personas trabajadoras que viven en situación de pobreza, y que se ven obligadas a saltarse comidas, endeudarse o carecer de artículos básicos. «Ninguna empresa debe dar dinero a los accionistas ricos si no paga un salario digno a todos sus trabajadores y trabajadoras –concluye la Oxfam-, los Gobiernos deben limitar las retribuciones a los accionistas, apoyar a los sindicatos y legislar en favor de salarios dignos”. 

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