Casi un 12% de los alumnos y alumnas piensan que el ‘bullying’ es una realidad en sus clases. El porcentaje es alarmante (debería ser un 0%), pero no deja de ser la cifra más baja de los últimos años, según el estudio anual ‘La opinión de los estudiantes’, realizado por la Fundación Anar y la Fundación Mutua Madrileña. En la edición del año pasado, el porcentaje era del 24,4%. En 2015, la cifra alcanzó el 50%. El aspecto físico sigue siendo el principal motivo que lleva a los acosadores a atosigar a la víctima.
¿Significa esto que el acoso escolar se reduce? Puede que sí. O puede, simplemente, que el bullying se haya normalizado y los chavales no consideren como algo algo que sí lo es. Realizado con las respuestas de 9.616 alumnos de entre 11 y 14 años y 356 docentes de 209 centros escolares, el estudio también cuenta con la opinión de los docentes, que, sin embargo, afirman que cada vez tienen más constancia de casos de acoso escolar (más de la mitad lo admiten) y que están implicados en la detección y solución de los casos.
“La sensibilidad hacia el acoso escolar ha aumentado, tanto de la sociedad general como del profesorado. La implicación de los docentes hace que se actúe con mayor diligencia, repercutiendo en una menor percepción de casos por parte de los alumnos”, explica Lorenzo Cooklin, director general de la Fundación Mutua Madrileña.
“No debemos minimizar los daños que el acoso psicológico puede producir porque trae consecuencias muy graves, como ansiedad, agresividad, autolesiones e incluso ideas de suicidio”
Los insultos, motes y burlas siguen siendo la forma de agresión más frecuente que mencionan un 88,1% de los preguntados. Llama la atención el descenso en alrededor de 20 puntos porcentuales con respecto al curso anterior de la difusión de rumores y de agresiones físicas. Desciende el daño físico pero toma protagonismo el daño psicológico a las víctimas.
“No debemos minimizar los daños que el acoso psicológico puede producir porque trae consecuencias muy graves para las víctimas, como baja autoestima, dificultades para relacionarse con los demás, ansiedad, agresividad, autolesiones e incluso ideas de suicidio”, alerta Benjamín Ballesteros, director técnico de Fundación ANAR.
Agresiones en grupo
Llama la atención que el principal motivo para meterse con la víctima sigue siendo su aspecto físico (64,6%) y las cosas que hace o dice (56%), porcentajes similares a los de años anteriores.
También resulta preocupante la tendencia creciente a realizar agresiones en grupo, que siguen siendo casi el 69% e los casos, una cifra superior a la época prepandemia. Los acosadores son varios y la víctima, una sola.
Casi uno de cada cuatro alumnos (23,3%) reconoce haber participado sin darse cuenta en una situación de acoso escolar, un porcentaje ligeramente inferior respecto al año pasado.
La percepción de que hay ‘ciberbullyin’g entre los alumnos y las alumnas desciende un poco frente al informe del año pasado. Los medios a través de los que se comete el acoso digital siguen siendo las redes sociales: Whatsapp (70,2%), Instagram (49,6%) y TikTok (38,5%).
Los docentes
Mientras, los profesores tienen cada vez más constancia de casos de acoso escolar. Casi el 54% tiene conocimiento de algún caso, un porcentaje ocho puntos porcentuales superior al informe del año pasado. Nueve de cada diez docentes explican que el ‘bullyin’g cesó una vez que se tuvo conocimiento y se intervino, aunque hay un ligero incremento de las situaciones que, según ellos, persisten en el tiempo: un 9,6%.
Los docentes creen que los aspectos decisivos para que se produzca el acoso escolar son la presión del grupo, el uso indebido de la tecnología y las redes sociales, la normalización de la violencia y la falta de respeto a las diferencias