El atacante asiático que solo disputó un puñado de partidos y se dio el lujo de convertir en la Bombonera tomó la decisión de colgar los botines en el club que fundó con los colores del Xeneize.
02 de septiembre 2023, 14:36hs
Naohiro Takahara armó una revolución cuando llegó a Boca. El delantero japonés llegó como una figura de su país pero no logró tener un paso exitoso en Argentina. 22 años después, decidió anunciar su retiro en el club que fundó en honor al Xeneize, en Japón, para comenzar su carrera como entrenador.
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Mauricio Macri (presidente de aquel entonces del club) que aprovechó la consagración de Boca ante Real Madrid por la Copa Intercontinental en Japón, en 2000. Para realizar una gran jugada marketinera, un año después, y cerró la contratación del nacido en Mishima, al pie del Monte Fuji. Su paso fue totalmente olvidado: apenas disputó 7 encuentros (6 como titular) y solo convirtió un tanto, en la goleada 6-1 ante Lanús en la Bombonera.
El único gol que Takahara metió en Boca fue el 23 de septiembre de 2001, ante Lanús. Fue el sexto tanto de la victoria del equipo de Bianchi por 6-1.
Luego de su salida, volvió a su país, tuvo una breve etapa en el fútbol alemán y disputó el Mundial Alemania 2006 con la Selección nipona. Cuando volvió a su país natal siguió jugando hasta que fundó un club bien bostero: el Okinawa OSV. Además de tener una vida en el fútbol, se dedicó a la plantaciones de café.
“Me retiro por esta temporada. Disfrutando de mi tiempo como jugador de fútbol hasta el último momento”, escribió en su Instagram para realizar el anuncio.
Naohiro Takahara: la apuesta de marketing que no salió
Takahara era un buen proyecto de delantero de área pero estaba claramente por debajo del nivel respecto al equipo de Boca, en el que brillaban Riquelme, Delgado y Barros Schelotto, entre otros, y mucho más abajo de las expectativas de los hinchas, que añoraban a Martín Palermo, recientemente transferido al Villarreal.
Pero la idea de Macri era ganar la plaza asiática para garantizarse un flujo de dinero que en la Argentina estaba cada vez más complicado conseguir: el país caminaba inexorablemente a la debacle que se concretó a fines de 2001. El objetivo era que el delantero fuese la cara de Boca en la siguiente Intercontinental, en la que el equipo enfrentaría al Bayern Munich.
Pero Bianchi ni siquiera lo puso en la lista. No fue contemplativo con los sueños marketineros del presidente del club y los convirtió en pesadilla, porque el único japonés que terminó viajando fue Takashi Watari, quien aunque jugaba bien al fútbol (de hecho, había estado a prueba unos años antes en La Candela), su función era básicamente la de traductor personal de Takahara en la Argentina. Pero Taka se quedó. Y Watari fue.