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Huracán necesitó patear dos veces un penal para ganarle a Platense y acabar con el maleficio de 15 partidos sin triunfos

Matías Cóccaro le dio el triunfo al equipo de Diego Martínez en Vicente López.

Pasó la lluvia, volvió el frío, pero está caliente el final en Vicente López. Hay 16 minutos de tiempo adicional. Los nervios se apoderan de unos y otros. De Platense, porque busca el empate a puro centro y no puede con Lucas Chaves. De Huracán, porque se aferra a ese triunfo que esperó durante ¡15 partidos! (11 en la Liga Profesional). Hasta que Andrés Merlos le baja la persiana a un partido ordinario que solo tuvo emoción por la incertidumbre del resultado en ese vertiginoso desenlace.

Ganó Huracán por ese penal discutido. Una falta de Iván Vázquez sobre Matías Cóccaro que el árbitro no cobró y que necesitó el apoyo del VAR. Pateó Nicolás Cordero en primera instancia y tapó Ramiro Macagno. La tecnología evitó que se convirtiera en héroe. El arquero de Platense se había adelantado. Entonces, tomó la pelota el uruguayo, que repitió la ejecución y le rompió el arco. Sí, era la noche en la que el Globo tenía pensado cortar todas las rachas, incluso la sequía de 564 minutos sin convertir.

Fútbol físico, cuerpo a cuerpo, pelota larga, poca elaboración, un concierto de imprecisiones. Platense y Huracán dejaron claro que su actualidad es lógica. Y aunque el Calamar está más holgado en las dos tablas, al punto que sus hinchas le recordaron a su rival de Parque Patricios que se está yendo al descenso, no hubo diferencias. Sobre todo, en los primeros cuarenta y cinco minutos.

El Globo arrancó mejor. A partir de la velocidad de Walter Mazzanti y la intensidad de Cóccaro. Diego Martínez, consciente de la coyuntura, apostó al clásico 4-4-2 y jugó con dos “9”. Acompañó Cordero, pero fue el uruguayo el que más inquieto al fondo marrón. Tuvo tres situaciones claras en los veinte minutos iniciales. Cuando recién comenzaba el partido, se despegó Guillermo Benítez por izquierda, el Zorro saltó en el corazón del área y en una posición inmejorable cabeceó desviado.

Un rato después, recuperó Santiago Hezze y jugó profundo para Cóccaro, quien se abrió, enganchó hacia adentro y remató débil a las manos de Ramiro Macagno. Y enseguida, Juan Gauto jugó con el uruguayo, que abrió hacia la derecha, pero Mazzanti terminó rematando apurado por encima del travesaño.

Huracán recuperaba, insinuaba, pero no resolvía. Y Platense empezó a tomar cuerpo a bordo del 4-1-4-1 en el que sobró intensidad, pero faltó ingenio. El único que pareció entender el partido, muy a pesar de no aflojar el ritmo, fue Franco Díaz. Así y todo, la única posibilidad que tuvo el Calamar fue a través de un bombazo de Nicolás Castro que tapó Chaves. Después, se soltó poco por afuera porque no se proyectaron sus laterales y Nicolás Servetto se fajó con Fernando Tobio y Lucas Carrizo, pero resultó inofensivo.

Ni siquiera pudo aprovechar la pelota parada Huracán. De un tiro libre mal ejecutado por Benítez y una serie de rebotes, Gauto disparó cruzado y Macagno dominó contra su pecho. Las jugadas, aisladas, forzadas, hicieron de la primera etapa un espectáculo difícil de digerir.

El segundo tiempo tuvo el mismo tenor. Hasta que llegó el penal y las discusiones. Después del gol de Cóccaro, Platense se animó con Vicente Taborda. Y Chaves mostró seguridad. Huracán se defendió como pudo. Se sostuvo en su arquero y por fin pudo salir de perdedor.

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