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Alcalde José María Bellido

José María Bellido Roche fue elegido ayer alcalde de Córdoba por segunda vez consecutiva. En esta ocasión, con una mayoría absoluta como respaldo, sabe que nada le puede impedir dibujar esa Córdoba «sostenible, integradora y ambiciosa» que marcó ayer en su discurso de investidura. No es baladí que eligiese el palacio de Orive para su puesta en escena: «Espacio referente de nuestra historia que se integra en el presente y futuro» de la ciudad, sostuvo. Ningún mensaje lo dejó al libre albedrío. El grado de confianza expresado en las urnas (con 15 concejales frente a los 7 del segundo más votado, el Partido Socialista de Antonio Hurtado) le augura la estabilidad política necesaria para cumplir con los compromisos lanzados ayer. Fueron tres ejes en su discurso: desarrollo económico, sostenibilidad y equilibrio social. Y cinco pactos de ciudad que ofreció al Pleno: desarrollo estratégico (basado en la Agenda Córdoba), desarrollo logístico (bajo el paraguas de la Base del Ejército de Tierra), combatir el cambio climático con una regeneración urbana y verde, proteger el patrimonio y afrontar el reto de la convivencia en el casco, y mejorar los servicios públicos. Tres ejes y cinco pactos transversales que le medirán al final del mandato y «desde la moderación y el diálogo» con el resto de fuerzas políticas, se comprometió Bellido. Este talante en las formas, en medio del ruido y la bronca nacional y que recuerda más a Juanma Moreno que a Núñez Feijóo, y también en el fondo de los discursos, de todos los discursos de ayer, desde la apuesta por la atención y la cohesión social («el crecimiento armonizado de la ciudad lo será sólo si lo es para todos. Una Córdoba de todos los barrios. Una Córdoba donde se impulsarán, de la mano de colectivos y asociaciones, actuaciones que permitan mejorar la vida», reivindicó el alcalde), fueron protagonistas y centraron el acto de constitución del Pleno. 

Los primeros espacios de convivencia deberían partir siempre desde el salón de Capitulares. Ayer podría ser el primer día de los pactos de Orive por el diálogo, la sostenibilidad, la igualdad y la ambición necesaria y tan reivindicada siempre por la Córdoba más apática, que citó Hurtado.

Enfrente, desde el lazo de Vox a las aristas de las izquierdas, ofrecieron disposición al diálogo como punto de partida. El líder socialista prometió ser «contundente» pero «leal» en el control y fiscalización de la acción de gobierno. Juan Hidalgo (Hacemos Córdoba) habló de una oposición «responsable y constructiva». Y tendió la mano a dos de los ejes que marcaron el discurso del primer edil: equilibrio social y sostenibilidad. Lo hizo antes, incluso, de que Bellido trazara sus objetivos en público. Un dos de tres (en lo económico, las diferencias parecen insalvables) que bien valen una ciudad a la espera de hechos y no solo de gestos el bonito día de investidura.

La constitución del resto de los ayuntamientos en la provincia, de los más de 8.000 de toda España, ayer, confirmó una nueva etapa de poder territorial del PP con unas elecciones generales a la vuelta de la esquina el 23 de julio. En Andalucía lo será en las ocho capitales de la comunidad. En la provincia de Córdoba, en siete de los nueve municipios con más habitantes. El cambio de ciclo les exige a los populares más humildad, si cabe, entre tanta ilusión. Los ayuntamientos se constituyen con pactos, sobre todo en épocas de fragmentación como la actual, y los acuerdos casi siempre parten y se asientan desde la política local, desde los barrios. Desde la confianza que dan, pero que también quitan las urnas. 

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