José de Álzaga sobre Adrián Valenzuela

Amigo lector: ni siquiera Charles Dickens en su “Cuento de Navidad” podría haber graficado mejor la paupérrima existencia de un desclasado, que, al fin de cuentas, sea dicho, en la literatura la chusma de los bajos fondos, llega a lograr algún puesto de avanzada.  Dirán, ¿sobre qué cuestión versa el ilustre Álzaga? Y digo, que…

José de Álzaga sobre Adrián Valenzuela

Amigo lector: ni siquiera Charles Dickens en su “Cuento de Navidad” podría haber graficado mejor la paupérrima existencia de un desclasado, que, al fin de cuentas, sea dicho, en la literatura la chusma de los bajos fondos, llega a lograr algún puesto de avanzada. 


Dirán, ¿sobre qué cuestión versa el ilustre Álzaga? Y digo, que siento agraviado mi sentido de la vista –y Dios me libre de que llegara al del olfato-, ante la visión del cuadro que representa la indigencia más extrema y un avanzado estado de consunción mental: ¡He allí los zapatos del ridículo Adrián Valenzuela! Autonominado como el “Chico Malo”, os diría más bien que es “Pete el Negro”, pues ni la tintura de vuestro escabroso corte disimularía el origen de socavón de donde provenís”. ¡Ah, ya sé, utilizarás vuestra verba de marchante de feria para denigrarme quizás! Pero nada más podrás hacer, esos zapatos colgados como lo hacen los dealer de barrios que hacen pender sus cubre pezuñas de los cables anunciando el ejercicio de su nefando comercio habla de vuestra índole, propia de los que únicamente se cambian la camiseta cada vez que os conviene, como habéis hecho con vuestro reciente acto de cortesano genuflexo ante vuestro liliputiense alcalde cuando todavía recuerdo vuestros mohines de complacencia ante ese moro de abasto de Miguel Isa, ambos vestidos del COLORADO -no se dice rojo para los neófitos en educación y linaje como repetía Mamama- comunista. 


Veo que vuestra fidelidad vale menos que la de Perkin Warbeck (y lamento que seáis un negado en historia de las Coronas europeas). No dejéis vuestras “llantas” –como dicen los “Braian”- para el próximo Día de Reyes porque los Magos os denunciarán por contaminación ambiental. ¡Pardiez! Estas cosas me provocan ansiedad oral, iré en busca de un Egon Muller-Sharzhof Scharzhofberger, para aliviar mi espíritu de esta visión tan escabrosa e insalubre a la sociedad.

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Amigo Lector: Ni siquiera Charles Dickens en su “Cuento de Navidad” podría haber graficado mejor la paupérrima existencia de un desclasado, que al fin de cuentas, sea dicho, en la literatura la chusma de los bajos fondos, llega a lograr algún puesto de avanzada. Dirán ¿Sobre qué cuestión versa el ilustre Álzaga? Y Digo, que siento agraviado mi sentido de la vista –y Dios me libre de que llegara al del olfato-, ante la visión del cuadro que representa la indigencia más extrema y un avanzado estado de consunción mental: ¡Eh allí los zapatos del ridículo Adrían Valenzuela! Autonominado como el “Chico Malo”, os diría más bien que es “Pete el Negro”, pues ni la tintura de vuestro escabroso corte disimula el origen de socavón de donde provenís”. ¡Ah, ya sé, utilizarás vuestra verba de marchante de feria para denigrarme quizás! Pero nada más podrás hacer, esos zapatos colgados al estilo de los dealer que hacen pender sus cubre pezuñas de los cables anunciando el ejercicio de su nefando comercio habla de vuestra índole, propia de los que únicamente se cambian la camiseta cada vez que os conviene, como habéis hecho con vuestro reciente acto de cortesano genuflexo ante vuestro liliputiense alcalde cuando todavía recuerdo vuestros mohines de complacencia ante ese moro de abasto de Miguel Isa, ambos vestidos del COLORADO-no se dice rojo para los neófitos en educación y linaje como repetía Mamama- comunista. Veo que vuestra fidelidad vale menos que la de Perkin Warbeck (y lamento que seais un negado en historia de las Coronas europeas). No dejéis vuestras “llantas” –como dicen los “Braian”- para el próximo Día de Reyes porque los Magos os denunciarán por contaminación ambiental. ¡Pardiez! Estas cosas me provocan ansiedad oral, iré en busca de un Egon Muller-Sharzhof Scharzhofberger, para aliviar mi espíritu de esta visión tan escabrosa e insalubre a la sociedad.-

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